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Artigos: Cuba
LA METODOLOGIA SISTEMATICA DE CASTRO PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 21 de Junio de 2012 11:04

Por Dr. Manuel Cereijo, P.E.

 

Desde 1959 Castro empezo a planificar lo mas importante para la subsistencia de su tirania: el terrorismo mundial,  como crear un exilio en los Estados Unidos que pudiera ayudarlo economicamente, y como borrar la historia pre 1959 y crear a un cubano distinto, sin conocimiento del pasado.

Cuando lo de la Patria potestad, a principios de su gobierno, quiza insinuado por el, o que el se aprovecho de esta oportunidad, permitio  toda esta operacion conocida como Peter Pan. Que se logro? Que miles de niños y niñas cubanos fueran permitidos viajar a los Estados Unidos.  La gran mayoria fueron de familias pudientes,  de padres profesionales o empresarios, garantizando asi que el resto de la familia de ellos iban a venir hacia los Estados Unidos. Motivos: evitar una oposicion poderosa, y empezar a crear en los Estados Unidos una infraestructura cubana, especialmente en Florida.

Despues de esto viene la invasion de Playa Giron y la crisis de los cohetes nucleares. Hubo un impacto negativo en la salida de Cuba. Se complica con el asesinato del Presidente Kennedy, 1963,  donde la complicidad de Castro es evidente.

En 1965 empieza a organizar el terrorismo internacional, con la ConferenciaI Internacional Tricontinenal, que sienta las bases para lo que estamos experimentando en la actualidad. Ya en ese año empieza la operacion Camarioca, donde permitio la salida de cubanos a traves del Puerto de Camarioca, una operacion illegal, desoedenada, solo para presionar a los Estados Unidos a organizer los VUELOS de la Libertad, de 1966 a 1972, donde salieron de Cuba mas de 250,000 cubanos, el remanente de aquellos que quedaban rezagados de la “burguesia” anterior.

Esto lo ayudaba a crear una infraestructura en Miami, de cubanos que podian crear una sociedad  pudiente economica y politica, Todo para su conveniencia. O sea, una inmigracion de cubanos de clase media alta. Este exilio logro poder economico y politico en los Estados Unidos.

Ya a partir de los 1970s empieza su tarea de crear una generacion nuevaen Cuba. Personas que no conocian el pasado de Cuba. Cambio completamente la historia y la geografia de Cuba, tradiciones, conceptos civicos, etica, moral. Era costumbre entonces: no trabajar sistematicamente, mentir, permitir robar. Escuelas al campo, para permitir la promiscuidad juvenil, y acabar con el concepto de familia.

Espero un tiempo prudencial, y en 1980 creo el incidente de la Embajada del Peru, dando lugar al exodo de Camarioca, donde alrededor de 120,000 cubanos, en forma desorganizada, llegaron a Estados unidos. Proposito:  mezclar  cubanos no recla,mados y con antecedents penales, con el ya reconocido exilio cubano

Mientras tanto, desde el punto de vista del terrorismo y de su seguridad, se inmiscuyo en guerras en Africa, America Latina, y el Medio Oriente. Su mayor logro ha sido saber infiltrar, colocar espias, en sitios importantes: gobierno de Estados Unidos, Europa, America Latina,  en grupos opositores y disidentes en Cuba, desde 1959, asi como en la Iglesia en Cuba, y en organizaciones de exiliados.

En los 1990s inicia otra inmigracion hacia Estados Unidos: balseros, personas con visas, y cubanos a traves de fronteras o de lanchas rapidas. Durante ese tiempo establece una infraestructura enorme para lograr sus objetivos: espias, fraudes al medicare,  remesas y viajes a Cuba, infiltracion a traves de metodos ilegales.

Que pretende ahora? Tratar de que los cubanos llegados en los ultimos años se hagan ciudadanos y puedan ejercer el voto libre como se ejerce en este pais, para tratar de elegir a puestos politicos a funcionarios favorecedores  de su politica.

Mientras tanto, tras la apariencia de una Cuba degradada en su infraestructura-viviendas, energia, transporte, alimentacion etc, o sea una pobreza general,, para crear una paradoja,  ha desarrollado una infraestructura terrorista-biologica, cibernetica, asi como enviado profesionales altamente capacitados, medicos, ingenieros, cientificos, a muchos paises de Europa, Africa, y America Latina, para controlar sus funciones gubernamentales.

 

 
Cuando los Castro no dejan ver el bosque… de la democracia en Cuba PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 22 de Diciembre de 2014 10:59

Por Carlos Malamud.-

Tras el anuncio de Barack Obama y Raúl Castro de restablecer relaciones entre Cuba y EEUU, el Wall Street Journal apuntaba en uno de sus editoriales que el deshielo iniciado consolida a los Castro en el poder, mientras el ex congresista cubano americano Lincoln Díaz-Balart habló del “matrimonio” de Obama con los Castro. Son sólo dos declaraciones provenientes de un sector importante de la opinión pública estadounidense, comenzando por parte del exilio de Miami, que rechaza tajantemente este impulso a la relación bilateral.

Hay grandes dudas de que esto sea así, pero en el supuesto caso de que tanto el WSJ como tantos otros que opinan del mismo modo tengan razón, habría que intentar pensar en el medio y corto plazo, con el fin de dejar atrás polémicas estériles. Para ello hay que dejar de lado argumentos meramente coyunturales, que en algunos casos son sólo electorales, ya que sobran las miradas cortoplacistas, algunas con intereses políticos inmediatos.

En ese grupo variopinto encontramos opiniones honradas, inclusive de muchos buenos amigos que durante años se han enfrentado al régimen reclamando más libertades y defendiendo los derechos humanos. Se da la circunstancia de que la mayor parte de estas reacciones han estado movidas más por la fuerza de la pasión que por el poder de la razón.

Decir que los Castro se consolidan en el poder después de más de medio siglo de revolución es pura tautología. ¿Si en 2014 no están consolidados, cuándo lo estarán? Y decir que Obama se casó con los Castro (¿con cuál de ellos?) es una opinión más en un debate tan polarizado como el del comunismo en Cuba. Pero, el inexorable paso del tiempo, la biología al decir de Moisés Naím, sentencia que Fidel Castro tiene 88 años y Raúl 83. Y que Fidel ya se jubiló de la política activa pese a su deseo de seguir siendo el guardián de las esencias de la Revolución, mientras Raúl ha anunciado su retiro en 2018, cuando concluya su actual mandato.

A ninguno de los dos le queda mucho tiempo por delante. Por eso, sólo cuando ambos hermanos hagan un mutis definitivo de la escena política cubana se podrá decir que la transición ha comenzado. Otra cosa es hacia dónde y cómo. Y esto será así con o sin acuerdo entre Obama y Raúl Castro. De ahí la importancia de estar bien posicionado para poder influir en este proceso. Se trata actuar a largo plazo para poder estar presentes en la transición. Todos quieren estar allí, Brasil, México, China, Rusia, incluso España, y, ¿por qué no el gobierno estadounidense?

Una vez iniciada la transición, EEUU podría ser uno de los actores más relevantes, incluso el más confiables no sólo para el pueblo cubano, sino también para su gobierno. El atractivo cultural, político y económico, los lazos familiares y personales, la historia y la geografía (cercanía) cuentan y mucho. Cuando hablo de la influencia de EEUU no me refiero únicamente al presidente o al Departamento de Estado, también a los cubano americanos. Muchos de ellos están en la mejor condición para ser oídos, muchos vienen trabajando seriamente para ello desde hace años y muchos conocen mejor que nadie fuera de Cuba la compleja realidad de la isla. Se trata, obviamente, de un activo que no puede ser despreciado.

EEUU puede ser más confiable que la mayoría de los países latinoamericanos. A partir de la reconciliación de América Latina con Cuba en la primera década del siglo XXI, buena parte de sus presidentes justificó todo lo justificable del proceso cubano y toleró, al menos públicamente, todo lo injustificable. Ésta fue la conducta cotidiana de Lula, Rousseff, Mujica o Bachelet, para no hablar de los defensores del régimen castrista (Chávez, Maduro, Morales, Correa, Ortega o los Kirchner). El muro de silencio también se extendió a gobiernos de derecha y centro, incapaces de decir nada ante el temor de la condena del vecindario.

La economía es un argumento multiusos para explicar el acercamiento entre Obama y Castro. Casi todo el mundo habla de fabulosos y multimillonarios negocios y de la presión de lobbies empresariales para conquistar un mercado vital para el futuro de sus negocios y de EEUU. El otro lado de la moneda es el enriquecimiento personal de la élite gobernante cubana, comenzando por los hermanos Castro y siguiendo con el resto de la nomenklatura.

Pero, ¿cuál es el tamaño de la economía cubana y el de su mercado?, ¿cuál es el potencial de su sector turístico, presentado como la locomotora del desarrollo cubano en los próximos años? Según la CEPAL, el PIB de Cuba en 2013, fue de 75.792 millones de dólares corrientes, el noveno de toda la región. Con una población de 11,3 millones de habitantes su PIB per capita en 2012 era de 6.288u$a, en el 20º lugar, incluyendo el Caribe. Estas cifras deberían hacernos reflexionar acerca de cuánto dinero estamos hablando y de su significado en el mercado global.

En realidad debería hablarse de la construcción de la democracia en Cuba en vez de tantas otras cuestiones menos importantes. Pero como ha venido ocurriendo con bastante asiduidad en todo lo vinculado con este tema, los Castro no dejan ver el bosque… de la democracia cubana. Es un debate en el que se mezclan sentimientos legítimos y mucho oportunismo. Sin embargo, lo que hoy está en juego no es ni el presente y ni siquiera el pasado de Cuba, es fundamentalmente su futuro, un futuro que sin lugar a duda sólo podrán construir los propios cubanos, básicamente los que viven en Cuba y que se hará sin los Castro ni el castrismo.

(Infolatam)

 
EL NAUFRAGIO Y LOS CANTOS DE SIRENAS PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 19 de Junio de 2012 16:40

Editorial de "La Nueva República".-

Para evitar un nuevo engaño debemos insistir en que el problema cubano comienza a resolverse como ha planteado el Comandante Huber Matos: Cuando el régimen detenga la violencia, cuando en Cuba impere una constitución democrática y funcionen con libertad los partidos políticos.

Este pasado domingo 17 de junio se celebraron elecciones presidenciales en Egipto.  El triunfo lo alcanzó Mohammed Morsi,  el candidato del Partido Justicia y Libertad, un partido con lazos muy estrechos con la  Hermandad Musulmana, el grupo político más organizado de ese país.  Como en las elecciones celebradas hace seis meses los musulmanes ganaron la mayoría en el Parlamento, Mohammed Morsi podría gobernar con el respaldo del poder legislativo (el Parlamento).  Una situación ideal en un país que tiene que hacer grandes transformaciones para consolidar su democracia y poder acelerar el desarrollo económico.

Pero los militares egipcios no parecen dispuestos a perder el poder. La semana pasada disolvieron el Parlamento y entre otras disposiciones arbitrarias anularon una ley que impedía que pudiera presentase como candidato presidencial alguien vinculado a la dictadura de Hosni Mubarak.  La acción fue interpretada por muchos como un golpe de estado pre electoral. Con estas medidas los militares en forma burda están intentando escamotearle a la Primavera Árabe en Egipto los frutos de su victoria.

No es de extrañar, esta casta ha dominado la vida económica y política egipcia desde que el rey Farouk fue depuesto el 23 de julio de 1952.  Apoyaron a Mubarak quien durante tres décadas amasó una fortuna de miles de millones de dólares. Los militares han sido los principales beneficiarios del poder en un país donde la mitad de la población vive en la pobreza.

La disolución del Parlamento pudo haber provocado manifestaciones, violencia y hasta una suspensión de las elecciones. No fue así.  El Partido Justicia y Libertad decidió participar en los comicios y competir contra Ahmed Shafiq, un ex general de la Fuerza Aérea y el último primer ministro de Mubarak. Es conocido que el sector liberal y secular del pueblo egipcio hubiera preferido un presidente no vinculado con el pasado dictatorial o con la intolerancia asociada con el islamismo, entre ellos los ocho millones de cristianos.  Los generales se han aprovechado de estos temores, pero en realidad están protegiendo sus privilegios. Han cometido un serio error.

¿Y qué tiene que ver esto con Cuba?

El pueblo cubano  es  también víctima de una casta que no quiere perder  el poder. Nuestro país está gobernado por una familia con la asistencia de un fuerza militar, un aparato represivo y una burocracia.  Aunque existe descontento entre quienes desde la filas de la nomenclatura quieren una transición hacia la libertad, hay una elite que no produce y vive de la explotación del pueblo.  Este grupo quiere mantener sus privilegios y su impunidad a cualquier costo.  A las malas o a las “buenas”.  Con represión o con engaños.  Por esta razón mientras siguen usando la violencia como instrumento de control, tratan de hacerle creer al pueblo y al mundo que dialogan con la Iglesia Católica en busca de una solución.  Hacen concesiones intrascendentes porque el objetivo es entretener y ganar tiempo mientras buscan una nueva forma de llenar  sus arcas. Anuncian cambios económicos que no representan peligro alguno para ellos  y tratan de neutralizar al exilio para que no les haga tan difícil un entendimiento con el gobierno de los Estados Unidos.  No nos debe extrañar el lenguaje contradictorio de los castristas, se intensificará y se volverá más engañoso.

En resumen, nosotros debemos ver el problema cubano como el de una elite enquistada en el poder que quiere mantenerlo a cualquier costo y forma.  Nuestro problema, como el de los egipcios con Mubarak, no es Fidel ni Raúl Castro, es más grave.  Otro personaje puede aparecer en escena y proteger los intereses del grupo dominante.  Es una nueva clase que se ha vuelto vieja pero tiene herederos.

Para evitar un nuevo engaño debemos insistir en que el problema cubano comienza a resolverse como ha planteado el Comandante Huber Matos: Cuando el régimen detenga la violencia, cuando en Cuba impere una constitución democrática y funcionen con libertad los partidos políticos. Cuando comencemos a construir instituciones que hagan cumplir leyes justas, aprobadas por un poder legislativo elegido en elecciones democráticas.  Cualquier otra vía serian cantos de sirenas que nos llevarian al naufragio.

LNR es el semanario del partido Cuba Independiente y Democrática en Cuba.

Última actualización el Martes, 19 de Junio de 2012 16:49
 
HOMENAJE A LA SUMISION PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 16 de Junio de 2012 12:40

Por Ramiro Gómez Barrueco.-

 

La carta de varios obispos cubanos apoyando al cardenal Ortega y desacreditando a la disidencia se convierte en un eco de la tiranía, coincidiendo plenamente con las declaraciones del vocero oficial del castrismo Ricardo Alarcón.  Roque, Fariñas, Carrión, Soler y otros han descalificado “la carta” por injusta, falsaria y desnaturalizadora de su trabajo opositor pacífico; muchos consideran que Ortega se desprestigió a sí mismo por sus hechos desvergonzados e indignos que no siguen la doctrina de Cristo.

 

Consideramos que la carta es calumniadora, falaz y procastrista; y que intelectualmente es un despreciable homenaje a la sumisión.  Los minoritarios católicos filocomunistas de las revistas cardenalicias Palabra Nueva y Espacio Laical, destrozando vitrales éticos, tratan de adueñarse de la estrategia del diálogo identificándolo con la bochornosa actitud del cardenal. Muchos desaprobamos un diálogo con la actual tiranía porque, además de ser un dilatorio y desesperanzador ejercicio en el vacío, no podemos dialogar con aquellos que tenemos que apresar y juzgar por genocidio. Pero uno en el cual la oposición estaría representada por reconocidos opositores históricos y previamente condicionado a la práctica de ciertas libertades civiles que beneficiarían a todo el pueblo, es incomparable con un negocio entre dos estados en el cual una institución recibe privilegios por cumplir órdenes políticas. Hay un abismo entre oposición y sumisión.

 

Los sumisos (cuyas palabras aparecerán entre comillas), estigmatizan a la oposición  heroica cubana “por responder a agendas dictadas fuera del país”; se les olvidó que El Vaticano no está en Luyanó.  La Curia es romana y nuestro exilio es cubano; la agenda nacional de Cuba Libre es una sóla, adentro y afuera. Sería un honor nacionalista tener una agenda común con algunos del exilio; por ejemplo, con la Brigada 2506. Cuando el poder más grande del mundo les ordenó rendirse para tratar de salvarlos, se insubordinaron y combatieron hasta la última bala porque… ¡jamás abandonaremos a nuestra patria!  Palabra Nueva y Espacio Laical prefieren las órdenes de Raúl Castro, recibidas a través de su infalible y omnisciente cardenal “el único que tiene las respuestas correctas a los problemas de Cuba”.  Su genialidad consiste en identificar el deber patriótico con la palabra vieja de integrarse al proceso embustero de los cambios comunistas. ¡Qué falta nos hacen los Pedro Meurice y sus dignísimos antecesores!

 

Descalifican hasta a las damas de blanco por “ejercer la violencia verbal” mientras apoyan públicamente al castrocomunismo… ¿por la ternura gubernamental?  Dicen que nuestro propósito es “eliminar al cardenal y deshacerse de la línea política que éste ha promovido”.  Aceptan que El Vaticano promueve una línea política en Cuba. Esto contradice su argumento de que la iglesia es apolítica y no puede apoyar la lucha por los derechos humanos en Cuba.  Esta evidente falacia los ridiculiza y demuestra que son ellos, y no nosotros, los que tienen “muy poca inteligencia política”.  Nosotros, los disidentes y los exiliados, sí tenemos “un proyecto claro y universal para el destino de nuestra nación”  y son precisamente Los Derechos Humanos.  El proyecto vaticano-castrocomunista sí está oscuro y su universalidad se reduce al jurásico político de Cuba cuyo destino galopa hacia la extinción.

 

Según el cardenal reconciliador “la solución definitiva para Cuba pasará por una metodología política signada por el encuentro, el diálogo y el consenso”.  Entonces no hay solución porque ni Castro ni El Papa aceptan encontrarse, dialogar o consensuar ni con un inofensivo gladiolo blanco.

 

Con la maldad y el pecado no existe reconciliación sino confrontación.  Nadie mejor que Jesucristo para aclarar el tema: ¿Pensáis que he venido a dar paz en la tierra? Os digo: no, sino disensión. No, sino espada. Apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.  El que no es conmigo contra mí es. ¡Generación de Víboras!  ¿Cómo podéis hablar lo bueno siendo malos?

 

El cristianismo es, en acción y en pensamiento, la palabra de Cristo. Considera que el fin no justifica los medios, sólo los condiciona. No es circunstancial, no es veleta, es roca firme.  Ser o no ser.  Es apartarse del mal y combatirlo de frente con el recto actuar.  No existen circunstancias modificativas para unirse a la procesión del pecado.  La iglesia no puede convertirse circunstancialmente en una ramera política.  Cristo fue intransigente e irrespetuoso con la maldad y nosotros también.

 

Los magos de la reconciliación con sumisión siguen sacando del sombrero una galaxia de naipes sin encontrar el as de triunfo del olvido.  Nosotros estamos orgullosos de pertenecer a los que no olvidan, a los irreconciliables enemigos del totalitarismo y la deshumanización: junto a la Europa Oriental contra el estalinismo; junto a los judíos contra el nazismo; junto a los negros contra el Ku Klux Klan… y junto a Jesucristo contra Satanás.

 

Última actualización el Sábado, 16 de Junio de 2012 12:42
 
Cuba: Dictadura, Oposición, Representatividad y Términos Medios PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 15 de Junio de 2012 09:11

Por Jorge H Fonseca.-

La oposición cubana sufrió una nueva división. Opositores de dentro y fuera de la isla, a los cuales se sumaron el cardenal Ortega y sus ayudantes, engrosaron las filas de apoyo a los planes sucesorios de Raúl. Creemos que estos cubanos, de dentro y fuera de la isla, tienen derecho a tomar esa posición, como el resto de la oposición tiene derecho a continuar su camino de lucha por la libertad total.

 

Cuba: Dictadura, Oposición, Representatividad y Términos Medios

Jorge Hernández Fonseca

10 de Junio de 2012

 

La Cuba socialista actual se debate en un drama sin precedentes: la dictadura de más de medio siglo, después de haber escenificado un proceso de sucesión de su figura principal --y de prácticamente todo el equipo gobernante-- sin ningún sobresalto, enfrenta ahora el proceso de transición, más complejo y profundo, desde una sociedad deficitaria, colectivista y paternalista, hacia una sociedad de mercado capitalista, teóricamente más tolerante con el individuo.

 

Esto siempre fue el anhelo de la oposición política cubana, pero revestido de un marco de apertura política democrática, con libertad individual para su pueblo y perspectivas de respeto a las diferencias, la valorización de los derechos humanos, multipartidismo y elecciones libres.Y es en este punto donde se han frenado en Cuba las iniciativas del dictador Raúl Castro, sucesor (dinástico) de Fidel Castro, responsable por el desastre nacional que padecemos hace 53 años.

 

Hay indicios de que los hombres (y mujeres) de Raúl han detenido su caminada reformista en dos puntos álgidos: primero, estarían temerosos (y no quisieran) que sus reformas económicas pudieran conducir a “aperturas políticas”, como en paralelo les exigen (en conversaciones reservadas) sus pares de Latinoamérica, EUA y Europa; y segundo, estarían detenidos en la apertura económica por haber chocado (o temen chocar) con los criterios del anciano dictador, en las consultas que se le hacen antes de anunciar las medidas de este tipo a ser tomadas.

 

En paralelo hay un ambiente social diferente en la isla, relacionado a los criterios que se exponen públicamente (aunque no se reflejan en la prensa cubana controlada) por una población cansada de promesas socialistas sobre el “futuro luminoso” que nunca llega. Las personas critican abiertamente el régimen y una encuesta creíble ha arrojado le existencia de una mayoría aplastante de la población cubana (70%) que quiere cambios del sistema político.

 

Desde el año 2010, el estado de cosas en la isla “camina” solamente por el uso de la represión de intensidad variable como única vía de controlar a la oposición política interna. La muerte del patriota cubano Orlando Zapata Tamayo fue un marco que definió el calendario político cubano con un antes y un después de su martirologio. Esta muerte innecesaria propulsó a Guillermo Fariñas en su famosa y prolongada huelga de hambre “hasta las últimas consecuencias” (o hasta que fueran liberados sus hermanos injustamente encarcelados) y provocó un torrente de manifestaciones públicas --diarias durante una semana-- de las Damas de Blanco (reprimidas por turbas cada vez más violentas) que colocaron a los hermanos Castro en la disyuntiva de negociar una salida “honrosa” a tan lamentable estado de cosas contra su régimen de opresión.

 

Como sabemos, la dictadura estudió detenidamente el panorama adverso que se le presentaba y decidió utilizar una carta que internacionalmente podría resultar interesante: negociar con la Iglesia Católica como supuesto representante ‘neutral’ de la sociedad cubana. Así las cosas, Raúl llamó a negociar al Cardenal Ortega, a través del cual mandó “recados” para calmar a las Damas de Blanco, a Fariñas y a los presos políticos de la Primavera Negra, todo obligado por la valiente actuación y la presión de la oposición política interna cubana, que brilló como nunca en el escenario nacional e internacional, ganándole al régimen una batalla decisiva “por la fuerza”.

 

Pero, ¿qué representatividad nacional “de peso” tiene el Cardenal Ortega dentro de la isla? Muy limitada, por no decir prácticamente ninguna, desde el punto de vista político. Desde el punto de vista religioso, el único Cardenal católico cubano posee el prestigio asociado a su alta investidura, pero desde el punto de vista interno --incluso religiosamente hablando-- tiene una representación verdaderamente pobre, si se tiene en cuenta que Cuba no es un país practicante del catolicismo, porque su pueblo lo que realmente practica mayoritariamente es un sincretismo que mezcla cristianismo con ritos africanos, no aceptados por el catolicismo.

 

De manera que Raúl quiso “negociar” con alguien “de peso” pero sin representación política nacional, lo que había sido decidido previamente por el equipo gobernante, como siendo lo más conveniente para los intereses de la dictadura: cortar de plano la huelga de hambre de Guillermo Fariñas y sus repercusiones internacionales, evitar nuevas manifestaciones tumultuosas de las Damas de Blanco y enviar al destierro a la mayor cantidad posible de presos políticos de la Primavera Negra, revirtiendo el estado de cosas y escenificando una “limpieza”.

 

Pero Raúl y sus hombres quieren tirar nuevos frutos de aquel episodio del 2010 e insisten en presentar al Cardenal Ortega como la persona que “obligó” a la dictadura a negociar la libertad de los presos de la Primavera Negra. Esta fama de “intermediario-negociador con Raúl”, le ha servido al Cardenal Ortega para “dignarse a recibir en audiencia” una comisión representativa de las Damas de Blanco en estos días, las que han puesto en sus manos la solución de un problema artificial que la dictadura creó, sólo para ‘venderles’ soluciones a través de Ortega.

 

Respetando la alta investidura del Cardenal Ortega y sus responsabilidades religiosas al frente del Arzobispado de la Habana, todo lo cual reconocemos como méritos extraordinarios que el Vaticano le ha otorgado desde el punto de vista religioso, tenemos que decir que Ortega no representa --políticamente hablando-- ni siquiera la opinión mayoritaria (políticamente hablando, repito) de los fieles católicos dentro y fuera de la isla. Siendo esto así, ¿por qué ha de ir la oposición cubana a procurar a un personaje carente de representatividad en el tema político para que le sirva de intermediario? La oposición cubana no necesita intermediarios y su voz clara y democrática debe escucharse con la misma fuerza que se escuchó en el 2010.

 

En realidad, la oposición política cubana ha sufrido una nueva división, entre las muchas que ya tiene. A partir de la intención de Raúl Castro y sus generales de realizar cambios radicales en la economía socialista, tan profundos que lo califican como una transición al capitalismo de estado, algunos opositores de dentro y fuera de la isla, a los cuales se sumaron el cardenal Ortega y sus ayudantes, han pasado a engrosar las filas de los que apoyan los planes sucesorios de Raúl. Creemos que estos cubanos, de dentro y fuera de la isla, tienen derecho a tomar esa posición, como el resto de la oposición tiene derecho a continuar su camino de lucha por la libertad total.

 

Desde el punto de vista personal, veo esta posición como algo a medio camino entre la oposición política tradicional a la dictadura y el apoyo radical a la continuación del castrismo en la isla. Piensan que siendo estos cambios encaminados a implantar un sistema de mercado en Cuba, tarde o temprano (creen) tendrá que haber apertura política en la isla, lo cual ellos pretenden conseguir a largo-medio plazo. Es una actitud que razono, pero no comparto.

 

Ahora, lo verdaderamente condenable de algunos de los que han adoptado esta posición, es comenzar a atacar los postulados de la oposición política directa al castrismo, retomando las versiones de la dictadura que detractan a la oposición pacífica cubana de dentro y fuera de la isla. El hecho de que algunos antiguos opositores hayan adoptado una posición intermedia sobre el castrismo, no los autoriza para denigrar a quienes continúan actuando para la derrota del equipo que ha destruido a la Nación Cubana, por incompetente, dictatorial y hegemónico.

 

Analizando: Las diferencias entre Raúl queriendo cambiar y Fidel impidiendo el avance de las reformas; La decisión de Raúl de encabezar una transición a un capitalismo de estado, aunque con dictadura política; Los movimientos recientes de enviar sucesivas delegaciones de posibles sucesores de Raúl a EUA para negociar “bajo la mesa”; El apoyo de sectores (limitados) de la oposición cubana a las pretensiones de Raúl de eliminar “la sociedad miserable” que organizó su hermano Fidel, tengo la certeza --casi matemática-- de que el castrismo está en sus finales.

 

 

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

 
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