Artigos: Cuba
Socialismo: Mejora social o Dictadura de un “partido” político PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 01 de Abril de 2023 17:08

Marx by celiafernandez2a

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

Los partidos de la izquierda socialista marxista, aprovechan la confusión con la palabra “socialismo”, que significa la jerarquización de toda la sociedad, en realidad lo que pretenden es tomar el poder político para trabajar con un único objetivo --para nada social: eternizarse en el poder político, con vistas a someter al resto de la sociedad (mayoritaria) a los dictados ideológicos marxistas en beneficio de la consolidación del partido en el poder.


Socialismo: Mejora social o Dictadura de un “partido” político

Jorge Hernández Fonseca

29 de Marzo de 2023

Existe, de manera muy extendida, una confusión semántica con la palabra “socialismo”. Para una mayoría desinformada, el socialismo --como su semántica indica-- significa “jerarquización de toda la sociedad donde se aplica”. Nada más lejos de lo que realmente sucede. La ideología socialista contenida en los postulados marxista-leninista establece todo lo contrario. No es “la jerarquización de toda la sociedad” como piensa la mayoría. El socialismo real es “la jerarquización de un grupo pequeño y disciplinado (el partido) por encima de toda la sociedad”.

El primer objetivo de todo partido de izquierda no es mejorar “toda la sociedad”, es “la toma del poder político por una minoría (el partido) para producir leyes y reglas, no para la mejora social o económica, sino para que se eternice ese partido en el poder, mediante un tipo de dictadura”. El resto de la sociedad --mayoritaria-- que debería ser beneficiada, es relegada a una insignificancia política, económica y social, para que no le haga competencia al partido.

De manera que, los partidos de la izquierda socialista marxista, aprovechan la confusión con la palabra “socialismo”, que significa la jerarquización de toda la sociedad, en realidad lo que pretenden es tomar el poder político para trabajar con un único objetivo --para nada social: eternizarse en el poder político, con vistas a someter al resto de la sociedad (mayoritaria) a los dictados ideológicos marxistas en beneficio de la consolidación del partido en el poder.

En América Latina hay tres casos ejemplificantes, en tres países muy diferentes entre ellos: Cuba, donde la izquierda socialista consiguió monopolizar el poder político por las armas, se ha implantado un esquema típico socialista: un partido único (están prohibidos los partidos políticos fuera del partido único) sometiendo al resto de toda la sociedad cubana a la mayor irrelevancia, mediante la implantación de la llamada “dictadura del proletariado”. Nicaragua, donde todavía no ha implantado un partido único, pero donde el dictador Ortega “metió presos” a todos los posibles candidatos a presidente, en una elección totalmente controlada por los ayudantes del dictador “socialista”. Venezuela, nación petrolera y por tanto, el país más rico de Latinoamérica, donde un doctor gana 10 dólares por mes en el socialismo y donde Maduro se ha impuesto de manera tramposa en elecciones amañadas. País socialista es por tanto un país donde una minoría exigua, controla para siempre el poder político y el resto de la sociedad gana migajas.

En los tres países mencionados ha habido un lógico éxodo masivo de su población en busca no solamente de libertad, como también de un salario digno y de un futuro que la sociedad socialista no ofrece porque simplemente jerarquiza el mantenimiento del poder político en manos del dictador de turno, llámese Castro, Maduro o Ortega (representantes del partido). En la Cuba de los hermanos Castro específicamente, donde ha habido un éxodo continuo desde la implantación socialista, en el año 2022 han emigrado hacia EUA 200 mil jóvenes cubanos.

El lector latinoamericano que me lee, puede pensar que, por el hecho de yo ser cubano, la afectación que hizo el socialismo conmigo y mi familia, estoy escribiendo de manera poco objetiva contra el régimen dictatorial cubano. Pero no, los invito a leer la doctrina marxista-leninista para que sepan de los objetivos reales, dictadura del proletariado y partido único.

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Última actualización el Miércoles, 12 de Abril de 2023 20:12
 
Cuba: Dos importantes sectores destruidos por Fidel Castro PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 23 de Julio de 2022 19:27

Los fracasos más estrepitosos de la revolución de Fidel Castro

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

El dinero de la compra de nuevas centrales eléctricas se desperdició en docenas de pequeñas planas movidas a diésel, hoy inservibles, junto con el dinero para la reparación de las viejas plantas actuales. Ya nadie habla de la “revolución energética” y hoy se paga con apagones una encrucijada sin salida para los jerarcas cubanos actuales. Ya no existe la industria azucarera que daba las divisas para comprar plantas eléctricas, ni hay generación eléctrica.


Cuba: Dos importantes sectores destruidos por Fidel Castro

Jorge Hernández Fonseca

23 de Julio de 2022

En la Cuba castrista de hoy se tiene a Fidel Castro como un referente endiosado. Sin embargo, no es difícil deducir, incluso dentro del desastre por él creado, que los asfixiantes problemas actuales --sin solución a medio plazo-- son de la exclusiva responsabilidad personal del desaparecido dictador, que dio instrucciones para cambiar, transponer, “revolucionar” (para peor) dos sectores básicos de la economía isleña: la industria azucarera y el sector energético.

La industria azucarera cubana, como es sabido, siempre fue el principal renglón económico de la isla, que se constituyó en la primera mitad del Siglo XX, en el primer exportador mundial del dulce. El régimen de los hermanos Castro recibió intacta esta herencia económica, que hacía a nuestro país figurar en los primeros lugares mundiales en cuanto a nivel de vida se refiere. No obstante, cuando la difunta Unión Soviética se desplomó, a inicios de la década de los 90, el dictador cubano tuvo a bien ordenar el cierre de la mitad de los 145 centrales azucareros que operaban entonces, porque todo el material para reparar la industria, ya la antigua URSS no lo suministraría de gratis, habría que pagarlo y en divisas. Ochenta pueblos quedaron huérfanos y el costo social de aquella barbaridad no tiene parangón en la historia nacional, por su crueldad.

Sin el principal renglón económico cubano, la “revolución” continuó dando tumbos, pensando que el turismo y la esclavitud de los médicos cubanos exportados como mano de obra barata, daría al país lo que la industria azucarera dio siempre: el soporte económico. No fue así. La producción azucarera actual (año 2022) fue menor que lo producido en la Guerra de los 10 años. El costo económico del país y el desastre social con los Bateyes cerrados por la clausura y desguace de los centrales que le daban vida, Fidel Castro lo paga en las llamas del infierno.

Otra barbaridad del fallecido dictador fue el sector energético. Cuba disponía de varias Plantas Eléctricas, muchas de ellas de origen ruso y de otros países socialistas, que si bien no eran muy eficientes, resolvían el problema. Al enterarse el dictador que los motores diésel moviendo generadores eléctricos, podrían tener una eficiencia mayor que las grandes plantas eléctricas cubanas, inmediatamente puso en marcha la “revolución energética”, llenando el país de decenas de pequeñas plantas eléctricas con motores diésel. Téngase en cuenta que una unidad de las grandes plantas eléctricas pueden producir 100, 200 MW, es decir, 50, 100, 150 veces más electricidad que los motorcitos de Fidel Castro, a los cuales había que llevarle el costoso combustible diésel a los atomizados sitios donde la locura de un dictador los instaló.

El dinero de la compra de nuevas centrales eléctricas se desperdició en docenas de pequeñas planas movidas a diésel, hoy inservibles, junto con el dinero para la reparación de las viejas plantas actuales. Ya nadie habla de la “revolución energética” y hoy se paga con apagones una encrucijada sin salida para los jerarcas cubanos actuales. Ya no existe la industria azucarera que daba las divisas para comprar plantas eléctricas, ni hay generación eléctrica.

La situación actual, responsabilidad personal del finado dictador, es insalvable sin un cambio al capitalismo en la economía y la democracia en el gobierno eliminando esa ineficiente dictadura.

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Última actualización el Martes, 02 de Agosto de 2022 18:29
 
El ocaso del castrismo: La Cuba de hoy es un NO país PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 31 de Julio de 2022 15:20

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

Cuba desarrolló históricamente una fuerte industria y agricultura azucarera, que le valió ser la principal fuente exportadora del dulce en una buena parte del Siglo XX, hasta que la ineficiente administración castrista la ha hecho ser una pobre productora que no atina, hoy día, en producir siquiera lo que el país consume, secando así su principal fuente de riqueza y entrada de divisas, con lo cual se ha convertido en un país sin un negocio rentable que lo mantenga.

Una Cuba sin ningún Castro? El país se adentra en terreno desconocido -  Infobae

El castrismo ha puesto sus esperanzas en dos sectores: La esclavitud de los médicos cubanos y el turismo. Las divisas que la dictadura roba a los médicos-esclavos, sólo sirve para “la langosta de Mariela” y enriquecer a Raúl Castro y sus generales. El turismo hace tres años no funciona por la aparición de sucesivas olas de pandemia que todavía estamos sufriendo. Eso y la dolarización de la economía, siguiendo la línea que le ha permitido a Venezuela respirar.

Última actualización el Domingo, 14 de Agosto de 2022 16:24
 
Pablo Milanés: ¿Compartido? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 30 de Noviembre de 2022 10:50

Pablo Milanés | Spotify

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

La historia de Pablo Milanés es en esencia la historia simbólica de una buena parte de los cubanos atrapados en la mal llamada “revolución cubana”. La ambivalencia de Pablo representa la ambivalencia de los cubanos, que unos antes, otros después y otros muy tarde, han sufrido, aceptado y luego rechazado el desastre nacional, llamado erróneamente revolución cubana, que en realidad ha sido una amarga y cruel involución hasta niveles insospechados de pobreza, desidia y amargura


Pablo Milanés: ¿Compartido?

Jorge Hernández Fonseca

29 de Noviembre de 2022

Pablo Milanés, con su muerte, ha pasado a la historia de la música cubana, a pesar de lo cual no hay consenso sobre su legado. Sus canciones, durante las múltiples crisis por las que ha atravesado nuestra Cuba oprimida en estos más de sesenta años, pudieran catalogarse de “comprometidas con la dictadura”, haciendo una música propagandística de mucho calado en Latinoamérica, responsable de una visión “humana” que la revolución cubana no tiene.

Sin embargo, su música estrictamente romántica, también de mucho calado, es hermosa, poética y entrañable, lo que sin dudas proporciona el pie forzado ideal a la polémica. Demasiado comprometido con la injusticia que se practica en su país, para unos, un poeta como pocos para otros. Sin embargo, Pablo es eso y ambos extremos son válidos.

Pablo, se me antoja, es el símbolo perfecto del ciudadano cubano sometido a la teluria de un ególatra, que puso a todos sus compatriotas, de varias generaciones, en función de sus planes personales y hegemónicos. De inicio, su talento quiso ser aplastado en los campos de concentración castrista, de los cuales se consigue librar gracias a contactos de alto nivel, a cuyos personajes dedica un mal interpretado agradecimiento que lo convierte en un juglar comprometido, al que dedica su talento sin límites, idealizando las barbaridades en curso.

En ese camino y usando todo su talento, se envilece poniéndose de parte del poderoso. Viaja el mundo como un hombre bueno y talentoso que le canta de manera mágica a un “proceso” poco transparente, pero muy antinorteamericano y llamativo, cumpliendo una función de puente entre un desastre material y humano en andamiento en su tierra y una Latinoamérica, que curiosa, se pliega ante el poeta y su música engañosa.

Como sucedió con muchísimos otros cubanos, cuando internamente le quitan lo que había edificado con su talento y sacrificio, comienzan a venir a su mente los problemas que antes no había visto, o que no le prestaba la atención que debería y comienza un camino sin retorno hacia la verdad, munido de su sensibilidad. Todo, hasta que el fusilamiento sin sentido de tres jóvenes negros lo hace rechazar la firma de una carta de apoyo a la injusticia dictatorial. A partir de ese momento, declaraciones tibias, cada vez más subidas de tono, su residencia en el exterior, su referencia al campo de concentración, su enfermedad y su muerte.

La historia de Pablo Milanés es en esencia la historia simbólica de una buena parte de los cubanos atrapados en la mal llamada “revolución cubana”. La ambivalencia de Pablo representa la ambivalencia de los cubanos, que unos antes, otros después y otros muy tarde, han sufrido, aceptado y luego rechazado el desastre nacional, llamado erróneamente revolución cubana, que en realidad ha sido una amarga y cruel involución hasta niveles insospechados de pobreza, desidia y amargura, tal como ha sido la muerte ahora del propio Pablo Milanés.

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Última actualización el Sábado, 10 de Diciembre de 2022 12:41
 
Putin: ¿Nacionalista o Imperialista? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 17 de Abril de 2022 21:30

This is not the time to brand Vladimir Putin an 'evil madman' |  Russia-Ukraine war | Al Jazeera

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

Si la península de la Crimea era rusa y no ucraniana ¿por qué la propia Rusia la hizo formar parte de Ucrania cuando todas las repúblicas se separaron de inicio? El Mundo conoce una Ucrania independiente, con territorios que Rusia nunca reclamó: es la Ucrania miembro de la antigua URSS y la Ucrania que se separó de la URSS al desmantelarse ésta, que incluyeron siempre a la región del Donbás (reclamado ahora por Rusia) y la península de la Crimea, anexada en una guerra de rapiña hace unos años. Ucrania es lo que Rusia decidió que era al desmantelarse la URSS y ahora, como país nacionalista, no puede reclamar lo que no es suyo.


Putin: ¿Nacionalista o Imperialista?

Jorge Hernández Fonseca

16 de Abril de 2022

Derrotado el marxismo comunista, el campo político internacional actual comienza a configurar dos áreas antagónicas: los nacionalistas y los mundialistas. Los primeros jerarquizan los valores nacionales sobre los lazos externos, ejemplo de lo cual es el Reino Unido, que acaba de separarse de la Unión Europea, pensando que sus valores nacionales no deberían supeditarse a los poderes detentados centralmente por una representación de la “Unión”, muchas veces contrarios a sus intereses como Nación. Los mundialistas (nada que ver con la globalización) defienden la “unidad política” de varios países, persiguiendo finalmente un “Gobierno Mundial”.

Claro que en esta clasificación hay matices. La globalización comercial por ejemplo, es un fenómeno defendido y aceptado por ambos bandos. La clave es la subordinación política implícita en los mundialistas, que los nacionalistas rechazan. Dicho lo anterior, vamos a la guerra que Putin ha declarado contra Ucrania con pretextos dudosos, cuando menos, confusos.

Putin había hecho de Rusia un país nacionalista, que ha preservado sus raíces históricas, culturales y religiosas y que pregona cultivar sus valores más tradicionales, pero situándose como centro político de toda Eurasia, dentro de una filosofía rusa mesiánica. Por eso y a pesar de ser reconocido como un país nacionalista, acaba de declararle la guerra a un vecino sin mayores razones que la preservación de su “seguridad nacional” –seguridad que su vecino atacado no le hacía peligrar-- escondiendo su verdadero objetivo: conquistar para Rusia el país vecino. Nada que ver con el nacionalismo del Siglo XXI y sí con una óptica “imperialista” de despojar a un país independiente de su territorio, con razones falaces diversas. Veamos.

La Rusia de Putin argumenta que buena parte del territorio de Ucrania “siempre perteneció” a la Rusia Zarista, asomando su pretensión hegemónica imperialista, que nada tiene que ver con el nacionalismo del Siglo XXI del que hemos hablado antes. Si Ucrania existe como país independiente, es porque la antigua Unión Soviética nos lo vendió como “República”, parte de la antigua Unión de Repúblicas Soviéticas, en primer lugar, y como República independiente después, al desmantelarse la Unión Soviética, en la que Rusia tomó parte fundamental de las definiciones que se hicieron al separarse las diferentes Repúblicas antes unidas en la URSS.

Si la península de la Crimea era rusa y no ucraniana ¿por qué la propia Rusia la hizo formar parte de Ucrania cuando todas las repúblicas se separaron de inicio? El Mundo conoce una Ucrania independiente, con territorios que Rusia nunca reclamó: es la Ucrania miembro de la antigua URSS y la Ucrania que se separó de la URSS al desmantelarse ésta, que incluyeron siempre a la región del Donbás (reclamado ahora por Rusia) y la península de la Crimea, anexada en una guerra de rapiña hace unos años. Ucrania es lo que Rusia decidió que era al desmantelarse la URSS y ahora, como país nacionalista, no puede reclamar lo que no es suyo.

Putin, con esta guerra imperialista, coloca un obstáculo gigante para el nacionalismo como ideología aceptable del Siglo XXI. La única salvación para los nacionalistas de nuestro Siglo es agregar una categorización adicional para imponerle a Rusia: “país imperialista”, independientemente que tenga ideas nacionalistas o mundialistas. Impone la guerra a sus vecinos con objetivos territoriales o de “seguridad nacional” para ocultar intenciones hegemónicas. Si un Gobierno Mundial es cuestionable, peor es un Gobierno Mundial comandado por Rusia, tal y como pregonan los ideólogos rusos que Putin sigue.

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Última actualización el Lunes, 02 de Mayo de 2022 19:51
 
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