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Artigos: Cuba
Cuba: GRANMA y la batalla de Waterloo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 23 de Octubre de 2013 08:44

Por Vicente Botín.-

Enredados como están los cubanos resolviendo el día a día aún les queda tiempo para el humor. Con cuchufletas reciben muchas veces los mensajes de un gobierno que con algunas de sus ocurrencias más parece émulo de Groucho Marx que del padre del marxismo.  A propósito de los recientes cambios ocurridos en la prensa de la isla, los cubanos han rescatado un viejo chiste que no ha perdido actualidad.

Le avisan al diablo de que Barack Obama, Vladimir Putin y Fidel Castro han muerto y decide hacerles un gran recibimiento, con Napoleón Bonaparte como maestro de ceremonias. El emperador se viste de gala para recibirlos y cuando llega Obama le da un abrazo y le dice: “Ah, mister Obama, si Francia hubiera tenido la eficiencia, el saber hacer de Estados Unidos, otra hubiera sido la suerte de mi ejército en Waterloo”. Luego entra Putin y Bonaparte le dice: “Ah, Rusia, si los franceses tuviéramos el arrojo, el fanatismo de ustedes, hubiéramos derrotado a los ingleses en Waterloo”. Finalmente entra Fidel Castro y Napoleón le dice: “Comandante, si Francia hubiese tenido un periódico como Granma, nadie sabría que perdimos la batalla de Waterloo”.

Las manipulaciones del órgano oficial del partido comunista y, sobre todo, sus silencios, son proverbiales. Los directores de Granma pasarán sin duda a los anales del periodismo por utilizar la palabra como un arma de destrucción masiva al servicio de la "revolución". Por eso sorprende que al hasta ahora director, Lázaro Barredo, le hayan agradecido los servicios prestados con una simple palmadita en la espalda. Y es que el “tronado” Barredo era un gran prestidigitador. Cuidaba las palabras que salían de su chistera “como se cuidan las balas que han de entrar en combate”.

Portada del Diario Granma del 22 de octubre de 2013, anunciando reforma monetaria.

Las páginas de Granma dan fe de sus muchas ocurrencias para pervertir el lenguaje. Una de las más sonadas es el hallazgo del llamado “síndrome del pichón” común a todos los cubanos porque “andamos con la boca abierta porque buena parte de los mecanismos que hemos diseñado están concebidos para que nos lo den todo”. Según Barredo, los cubanos se han acostumbrado a que el Estado les resuelva todo, sin reconocer que fue precisamente el Estado el que se hizo cargo de todo y, como escribió Luis Alberto García, “legisló hasta qué tipo de ropa íntima debían usar los trabajadores”.

Lázaro Barredo era un “talibán” y los nuevos vientos lampedusianos que soplan en Cuba hacían innecesario su lenguaje de barricada. Al nuevo director de Granma, Pelayo Terry Cuervo, ex director de “Juventud Rebelde” y a todos sus colegas de la prensa oficial, se les ha encomendado la tarea de demostrar que los medios cubanos pueden ser tan críticos como los de cualquier país democrático. Pero como no es fácil desprenderse de viejos hábitos en un país en el que desde hace más de medio siglo se libran mil batallas (la batalla contra el analfabetismo, la batalla de ideas, la batalla contra los huracanes…) el jefe del Departamento Ideológico del comité central del partido comunista, Rolando Alfonso Borges, del que depende Granma, ha definido esta nueva etapa como “la batalla contra el secretismo”.

Como una bien afinada orquesta todos los medios cubanos se han dado a la tarea de “denunciar lo que no funciona en Cuba”, según las directrices marcadas por Raúl Castro y su delfín Miguel Díaz Canel, quien ha dicho que a “la prensa cubana, que junto a la revolución ha combatido contra el imperialismo” le toca ahora la tarea de “reflejar la realidad cubana en toda su diversidad, informar de manera oportuna y objetiva, sistemática y transparente la obra de la Revolución, suprimiendo los vacíos informativos, las manifestaciones de secretismo y tomando en cuenta las necesidades e intereses de la población”.

La “renovación” de la prensa comenzó con la “liberación” de Tubal Páez quien se mantuvo durante 20 años al frente de la UPEC, la Unión de Periodistas de Cuba y fue relevado, el pasado mes de julio, por Antonio Moltó Martorell, con un impecable currículo revolucionario del que dejó constancia en su primera entrevista como jefe de filas de los periodistas cubanos: “Hay que concentrar todo el fuego en las ideas socialistas… porque hay una conjura mundial de los medios al servicio de la oligarquía. Existe un odio imperial contra Cuba… Cuba forma parte de la desesperación que tiene el imperio que quiere dañarnos e impedir el desarrollo de nuestros proyectos”.

La vacante dejada por Pelayo Ferry en Juventud Rebelde, órgano oficial de la Unión de Juventudes Comunistas, ha sido ocupada por la subdirectora, Marina Menéndez Quintero, una artillera experimentada que ha lanzado no pocos misiles contra la organización Human Rights Watch, por sus demoledores informes sobre la violación de los derechos humanos en Cuba.

Con estos enroques pretende el gobierno de Raúl Castro renovar la estructura informativa del país, y que en opinión del periodista independiente, Leonel Alberto Pérez-Belete, no es otra cosa que “el mismo perro con diferente collar”. Los periodistas independientes denuncian desde hace tiempo “lo que no funciona en Cuba”, sobre todo las trabas a la libertad de expresión e información. Pero el gobierno les considera mercenarios al servicio de Estados Unidos.

Recientemente la organización Reporteros sin Fronteras criticó el aumento de las detenciones de periodistas independientes en Cuba. En un comunicado, la ONG que vela por la libertad de prensa en el mundo, señaló que “no es posible debatir y reformar si al mismo tiempo se continúa recurriendo a la censura, la brutalidad y la arbitrariedad”. Reporteros sin Fronteras recuerda que el 20 de septiembre las autoridades de La Habana rechazaron las recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y Expresión. “Desgraciadamente – dice la ONG en el documento–, esta negativa adquiere mayores dimensiones con estos actos de represión selectiva. Esta actitud es, por demás, incomprensible, dado que el debate sobre la información moviliza cada vez más a la sociedad civil y, en la actualidad, a los medios de comunicación oficiales”.

José Martí escribió que “La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía”. Al gobierno de Raúl Castro le falta libertad y le sobra hipocresía.

Última actualización el Miércoles, 23 de Octubre de 2013 08:50
 
La funesta manía de pensar PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 12 de Octubre de 2013 20:46

Por Carlos Alberno Montaner.-

Si mañana un cataclismo, o un virus racista, destruyera todas las universidades de América Latina y España, la cultura planetaria apenas sufriría un imperceptible arañazo, especialmente en el terreno de la ciencia y la técnica, pero también en el de las humanidades y los estudias sociales.

El asunto es muy triste. Las universidades latinoamericanas e iberoamericanas no están entre las 150 mejores del planeta. Aunque son varios millares, son muy escasas las que figuran entre las 500 mejores del mundo. Las menos malas son algunas brasileras, chilenas, colombianas, argentinas, mexicanas y españolas. Las caribeñas y centroamericanas apenas comparecen en la lista, con la excepción de la costarricense en alguna facultad privilegiada.

¿Cómo lo sabemos? Porque anualmente se compilan varios índices de calidad universitaria en distintas latitudes y todos concuerdan en las conclusiones. Los más conocidos son los que confecciona el diario The Times de Londres, la Universidad Jiao Tong de Shanghái, la revistaU.S. News and World Report de Estados Unidos y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.

Para medir la excelencia de las instituciones tienen en cuenta las publicaciones en revistas acreditadas, la presencia en internet, las veces que los artículos, libros o autores son citados, el número de profesores con Premios Nobel o Medallas Fields (Matemáticas), el desempeño de los graduados y las opiniones de expertos. No se trata de ensalzar a algunos países y denigrar a otros. Intentan establecer cierta jerarquía. Solo eso.

Es una pena, porque la primera universidad que se fundó en el Nuevo Mundo fue la de Santo Domingo en 1538, prácticamente un siglo antes de Harvard. Poco después se crearon las de México y Lima en 1551. La de La Habana tiene casi 300 años y antecede en 20 a la de Princeton. Esa tradición ha servido de muy poco. Tal vez, incluso, ha sido una rémora.

Cuando comenzaron nuestras universidades en Hispanoamérica, todas legitimadas por la Corona española y operadas por frailes, el método de enseñanza y la filosofía que lo animaba se basaban en la Escolástica. Todas las verdades ya habían sido descubiertas por las autoridades religiosas. La labor del docente y del alumno (literalmente, "el nutrido") era llegar a ese conocimiento mediante ejercicios memorísticos o juegos retóricos.

La universidad era para repetir, no para innovar. Recuérdese que uno de los delitos perseguidos por la Inquisición era la innovación. Todavía a menudo se cita la increíble frase del rector de la Universidad de Cervera, en Cataluña, al rey Fernando VII: "Lejos de nosotros, Majestad, la funesta manía de pensar".

Naturalmente, se trata de un problema cultural. En nuestro mundillo iberoamericano no abunda, como en otras latitudes, la voluntad de cambiar, de innovar, de progresar, de encontrar nuevas y mejores formas de hacer las cosas. Vivimos en una cultura reiterativa, no transformativa.

Para nosotros una persona culta no es la que es capaz de modificar nuestro presente, sino la que retiene una asombrosa cantidad de información sobre el pasado. Vivimos dándole vueltas a lo que ocurrió hace mucho tiempo, lo que, por cierto, no nos ha salvado de cometer los mismos o parecidos errores una y otra vez, desmintiendo la inútil advertencia de Jorge Santayana ("Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo"). Los latinoamericanos lo recordamos y lo repetimos.

No quiero decir, por supuesto, que las universidades latinoamericanas son inservibles. Eso sería una estupidez. Muchas de ellas son excelentes graduando personas competentes. De algunas egresan magníficos médicos, abogados, dentistas, periodistas, economistas, ingenieros, expertos en cuestiones empresariales, y así hasta el medio centenar de profesionales valiosos, absolutamente indispensables para el buen funcionamiento de las sociedades.

Ese no es el problema. La nefasta consecuencia del fenómeno de las culturas reiterativas es que viven parasitariamente a remolque de centros creativos radicados fuera de su perímetro. En gran medida, la extensión de nuestra vida y cómo la vamos a vivir, se dicta en esos sitios intelectualmente densos y generadores de ideas. De una forma perversa, sin darnos cuenta, continuamos calificando de "funesta manía" la actividad de pensar con nuestra propia cabeza. Y así nos va.

Romado del DIARIO DE CUBA

 
Los Estados Unidos mantienen la hegemonía mundial (I) PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 09 de Octubre de 2013 08:59

Por Huber Matos Araluce.-

Cuando se comenta sobre el mundo multipolar pareciera que ya no existiera una potencia preponderante. La realidad es que los Estados Unidos es el país con más poder en el planeta y lo seguirá siendo hasta que aparezca un sustituto.  Ese poder le ha servido a los Estados Unidos para enriquecerse y para promocionar su ideología -la democracia y el capitalismo.


Su aplicación ha dependido de las circunstancias de cada momento histórico y en particular del presidente de turno.  Los Estados Unidos de Abraham Lincoln no es el mismo que el de Andrew Jackson.  Lincoln era un estadista con un profundo sentido de justicia. Jackson era un individuo implacable.

Durante la presidencia de Jackson se cometió genocidio contra los cinco grupos indígenas que poblaban el sureste de los Estados Unidos.  Una de ellos, los cherokees, fueron despojados de sus tierras y propiedades y obligados a una marcha forzada en la que murieron, de hambre, frío y enfermedades, 60,000 de los 130,000 miembros de ese grupo.

Pero los Estados Unidos es el mismo país que se ha involucrado en dos guerras mundiales y salvó a Europa del despotismo y la barbarie. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial consolidó sus gobiernos democráticos con un visionario Plan Marshall.

Las naciones no siempre son las mismas. La Alemania de Ángela Merkel no es la de Adolfo Hitler.  Los presidentes pueden hacer una diferencia también.  Barack Obama no es una excepción. Su visión del mundo y del papel de los Estados Unidos  en él no es la misma hoy que la que planteaba cuando era candidato o cuando asumió la presidencia en 2009.  

Del poderío de los Estados y de Barack Obama se trata este artículo. 

¿Quién es poderoso y por qué?

En The Rise a Fall of the Great Powers el historiador inglés Paul Kennedy establece una relación directa entre la economía y la preponderancia de las naciones. Su profundo estudio ilustra la razón por la cual determinados paises han alcanzado y luego perdido su hegemonía en los últimos 500 años.  Su conclusión es definitiva: no puede proyectarse un poder militar superior si no hay una economía capaz de sostenerlo a largo plazo. Sin ese poder militar no hay supremacía.

El mundo de hoy es más variado que el de la Guerra Fría, pero entre las naciones más desarrolladas ninguna tiene la capacidad económica y el conocimiento científico y técnico para acercarse a mediano plazo al poderío militar que tienen los Estados Unidos.

China, que es el competidor más cercano en términos económicos, está todavía muy lejos, y cuando lo alcance o lo supere la disparidad militar podría mantenerse.  No solo el producto interno bruto de los Estados Unidos es más del doble que el de China, sino que los Estados Unidos invierten en su muy superior y sofisticada capacidad defensiva y ofensiva más del doble del porcentaje del producto interno bruto que dedica China a la suya.  Esto podrá cambiar en el futuro, pero el futuro está por escribirse.

Parte importante de la ventaja de los Estados Unidos sobre China es su sistema político. Una democracia como la estadounidense es sinónimo de vitalidad. En E.U. se debaten públicamente los problemas. Y gracias a la seguridad jurídica que impera el país es un dinamo inagotable de creatividad y progreso.  China, por el contrario, es una dictadura que tiene por delante grandes conflictos internos. Su poderío relativo dependerá de la forma en que estos problemas se resuelvan y del entorno mundial del porvenir.

Joseph S. Nye Jr, profesor de la Escuela de Gobierno Kennedy, en Harvard, es uno de los que plantea que el poder de los Estados Unidos no está en discusión por el momento. Un estudio afirma que hasta el 2030 no habrá quien lo sustituya.  Con la autosuficiencia energética a la vista es razonable esperar otros pronósticos optimistas  sobre los Estados Unidos.

Otro aspecto de esa superioridad es que en el bloque de naciones democráticas Estados Unidos es el líder. No es de extrañar que lo siga siendo durante todo este siglo. Además, hay alianzas regionales que cuentan. Las fuerzas armadas de Egipto, Israel, Arabia Saudita y Turquía, sumadas al poderío balístico, aéreo y de información y control de los Estados Unidos representan un muro de contención regional inexpugnable.

El debate sobre el poderío de los Estados Unidos no es nuevo. En el pasado se discutía que el Japón -post guerra- y su capitalismo con énfasis en una novedosa administración de los recursos humanos, estaba destinado a reemplazar el liderazgo de los Estados Unidos.  Todo quedó en especulación. Japón sigue siendo una economía desarrollada con un alto nivel de vida, pero los Estados Unidos mantuvieron su ventaja relativa sin mucha dificultad. 

La URSS fue otro caso aun más espectacular. El estalinismo convirtió a la Unión Soviética en una potencia mundial y la URSS trató de discutir a los Estados Unidos la supremacía. El poder de la URRS fue principalmente el resultado de una inmensa riqueza petrolera, un régimen de explotación de la clase obrera, y una creencia fanática de que el comunismo era la única solución a los problemas del mundo.  El petróleo no salvó al marxismo leninismo sino más bien lo cegó, le hizo creer a los comunistas que tenían la razón. La dictadura del proletariado se desplomó bajo el peso de sus contradicciones.

Por Huber Matos Araluce


Continuará…

Última actualización el Miércoles, 09 de Octubre de 2013 09:05
 
EL "MENSUALÓN" BRASILEÑO Y LA IMPUNIDAD DE LOS PODEROSOS PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 20 de Septiembre de 2013 13:54

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Este episodio demuestra una vez más, que no es la ideología de izquierda o de derecha de un partido político lo que define la decencia y la corrección ética y moral en el manejo de los asuntos publicos, sobre todo, en lo que tiene que ver con la impunidad y la corrupción.

Última actualización el Domingo, 29 de Septiembre de 2013 10:17
 
Cuba rumbo a la democracia PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 28 de Septiembre de 2013 12:17

Por Pedro Corzo.-

La oposición a los hermanos Castro siempre ha tenido como meta el cambio político, un objetivo valido y trascendental, para cualquier persona o entidad que  está  a favor de construir una sociedad que  respete los derechos ciudadanos, pero quizás hubiera sido más efectivo haber logrado vincular esa gestión a un trabajo comunitario intenso que expusiera en toda su crudeza los abusos sociales y económicos que la dictadura cargó a la ciudadanía.

"Si no luchas ten al menos la decencia de respetar a quienes sí lo hacen”

José Martí

Pero la realidad es que las fuerzas políticas que se opusieron al totalitarismo nunca tuvieron oportunidad de asociar sus propuestas de cambio con las necesidades de la población,  porque el régimen estableció un control absoluto sobre los gremios, colegios profesionales y sindicatos, aún más, creó nuevas organizaciones que como correas de transmisión,  hicieron posible que las disposiciones gubernamentales llegaran hasta el último rincón de la isla.

Las grandes limitaciones con las que ha operado la oposición por décadas  le han impedido desarrollar junto a la lucha política,  una paralela que tuviera como meta denunciar y concientizar a la ciudadanía sobre los derechos sociales y económicos que les eran violentados.

El gobierno con zanahoria y garrote sedujo a un amplio sector de la población. La gente perdió la conciencia de sus derechos y con los años y las inagotables cosechas de fracasos que sumían cada día más en la miseria al individuo, se fue desarrollando una masa indiferente en todo lo que no fuera satisfacer sus propios intereses.

Una vanguardia que nunca dejó de estar, pero que se hizo pública cuando fue oportuno, apartó en alguna medida el cambio de régimen de sus objetivos primarios, y se abocó a una campaña a favor de los derechos humanos, pero con valoración política.

Posteriormente los objetivos de esa avanzada fueron evolucionando y progresando para constituir  grupos especializados que tenían objetivos más definidos y concretos, como fue la constitución del periodismo y el sindicalismo independiente entre otras vertientes,  actividades que no impidieron que se gestaran agrupaciones estrictamente políticas de carácter contestario que proclamaban el objetivo de cambiar el régimen.

Estas actividades fueron reprimidas, y a pesar de las protestas y el descontento creciente entre antiguos partidarios, el régimen mantuvo el control  de todas las entidades de la sociedad civil.

La incapacidad del gobierno para encontrar soluciones a las demandas naturales de una sociedad moderna, le paralizaba todavía más, la improductividad y corrupción azotó el país. El desencanto cundió, la oposición creció, y la represión se incrementó.

Si el fin de la Unión Soviética fue un severo golpe para la dictadura en el aspecto económico,  también lo fue para la imagen pública de la nomenclatura que no cesó de afirmar durante décadas que el futuro del mundo era del socialismo.

Este porrazo afectó negativamente a un sector de la clase dirigente cubana. La fe de muchos de los conversos se quebró cuando vieron a las repúblicas soviéticas caer por ineficiencia e incapacidad, pero aunque las contradicciones internas se multiplicaron, hasta ahora no han sido suficientes como para afectar el control que ejerce la nomenclatura sobre el país.

El periodo especial precisó a la dictadura a replantearse algunas de sus tácticas de gobierno, entre ellas la legalización del dólar y el trabajo por cuenta propia, que fueron en cierta medida el acicate para enterrar al régimen en un círculo vicioso de obligadas reformas que demandan constantes reajustes que afectan su control sobre la sociedad civil.

La falta de voluntad de los gobernantes para introducir cambios estructurales ha hecho que los fracasos se acumulen junto a una espiral ascendente de ineficiencia y corrupción, lacras que  hacen cada vez más inviable la dictadura, determinaron nuevas reformas como fueron el cambio de relaciones con la iglesia, una reforma migratoria, reajustes en la represión,  y flexibilización de algunas de las regulaciones que habían limitado el hacer individual por décadas.

Todas estas disposiciones han dejado fisuras en el control del estado sobre la sociedad,  grietas que algunos sectores de la oposición han ido ocupando paulatinamente,  lo que ha hecho posible una  aproximación e identificación  entre los que ya tienen conciencia ciudadana, la oposición, y los que están asumiendo, aunque sea lentamente, conocimiento de sus derechos.

Una de las tareas que ya cumple la oposición ha sido ir identificando los problemas del ciudadano con la ineficiencia y el abuso de poder de los gobernantes, a la vez que los asocia con la falta de derechos políticos.

El camino de las reivindicaciones sociales, individuales y colectivas, es una de las rutas por las que se asfixiará a la dictadura, en consecuencia, la oposición tiene la posibilidad de vincular las necesidades generales de la sociedad y las demandas ciudadanas, a su objetivo de llevar la democracia a Cuba.

Última actualización el Sábado, 28 de Septiembre de 2013 12:24
 
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