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Artigos: Cuba
e-mail al Comandante: Cual es la de Raúl? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:32

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Comandante:

Con el mayor respeto, ¿qué le pasó al come’mierda de Raúl? ¿Él no sabía que lo estaban filmando de la cabeza a los pies? Eso le pasa a Ud. por confi’ao. Yo se lo había dicho antes, los generales de Raúl le están pegando los tarros con lo’jamericanos. Después no me diga que no sabía ná. Ya está más que claro: manitos y hablaíto bajito.

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Jorge Hernández Fonseca

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Sent: Miércoles, 11 de Diciembre de 2013

Subject: “¿Cual es ‘la’ de Raúl?”

Comandante:

Con el mayor respeto, ¿qué le pasó al come’mierda de Raúl? ¿Él no sabía que lo estaban filmando de la cabeza a los pies? Eso le pasa a Ud. por confi’ao. Yo se lo había dicho antes, los generales de Raúl le están pegando los tarros con lo’jamericanos. Después no me diga que no sabía ná. Ya está más que claro: manitos y hablaíto bajito.

La cosa quedó más evidente cuando el vocero de la Casa Blanca, sin nadie preguntárselo dijo que “el encuentro fue casual y que no había sido preparado”. Como si no hubiera un poco de inteligencia fuera la Casa Blanca. Ahora imagínese Comandante, lo que debe haberse sellado con ese estrechón de manos, ni ‘el pinto de la paloma’ lo sabe.

Otra cosa que me llamó la atención es que Raúl estaba justamente al lado de la presidenta del Brasil, la misma que gestiona con lo’jamericanos el levantamiento del bloqueo, pa’poder Raúl negociar con ellos usando el puerto del Mariel, que también es un negocio brasileño y un ‘camarón de goma’ pa’que Obama se embulle y perdone a Raúl.

¡A mí no me jode nadie! To’eso estaba prepara’o para dar un showcito, precisamente en el funeral de Mandela, que tuvo de fondo el perdón y la reconciliación, cosa en la que insistieron todos los periódicos del mundo. Ahora Comandante, tiene que llamar a Raúl a ‘lo cortico’, porque si la cosa sigue así, va a venir el ejército americano a cogerlo preso a Ud. y montarlo en un camión con una buena soga en el pescuezo pa’llevárselo pa’donde no se sabe donde y su vida no va’valer ni un ‘kilo prieto’. Así que ¡cuídese mucho!

La bronca suya con Raúl tiene que ser de ‘ampanga’. Algo parecido sucede en el exilio. Los cubanos de ‘acá fuera’ han criticado mucho a Obama por haber estrechado la mano de Raúl, precisamente el día de los Derechos Humanos. Supe que Ud. había mandando a aumentar la represión ‘a palo limpio’ contra las manifestaciones de los disidentes dentro de la isla, precisamente pa’contrarrestar el encuentro de Raúl con Obama.

Por todo eso le recomiendo que esté muy alerta, ya que las cosas se han puesto más difíciles pa’Ud. Fíjese que no es lo mismo “Obama darle la mano a Raúl como señal de querer levantar el “bloqueo” al país y comerciar por el puerto de Mariel a espaldas suyas”, que “Raúl darle la espalda suya a Obama, como señal de quererse ir del país por el puerto de Mariel” ¡Mucho ojo en adelante con esas pretensiones de Raúl!

Su víctima.

Ciudadano de Segunda.

Última actualización el Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:35
 
LOS CUBANOS ENTRE LA HEGEMONIA Y LA DEPENDENCIA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:26

Por Pedro Corzo.-

La historia de la Cuba republicana  se caracterizó por  la inestabilidad y las ambiciones de poder de grupos políticos que las más de las veces respondían a designios muy propios, y no a proyectos en los que el país fuera la prioridad, aunque es justo afirmar que Cuba no era una excepción en el hemisferio.

Los países del continente en su recorrer republicano han sufrido severas convulsiones de carácter social y político, y la  mayor de las Antillas era una más entre sus iguales.

El país, al igual que el resto de América, proyectó mucho de su hacer alrededor de figuras notables que en muchas ocasiones eran caudillos que confundían sus  agendas personales con las nacionales, como fueron los casos entre otros, de José Miguel Gómez, Mario García Menocal, Fulgencio Batista, y otros, pero tampoco faltaron a la nación verdaderos patriotas que hicieron todo lo posible por concretar una sociedad justa y democrática

Líderes políticos de la oposición y gobiernos, fueron en ocasiones promotores de intervenciones o mediaciones de parte de Estados Unidos en la política cubana.

El primer presidente, Don Tomas Estrada Palma propició una intervención de Estados Unidos, otros mandatarios siguieron sus pasos, por lo que es probable que las mediaciones e intervenciones estadounidenses generaran en algunos sectores políticos del pasado y del presente, la placentera convicción de que siempre sería posible recurrir a un factor extranjero para que le sacaran las castañas del fuego.

A pesar de la actitud de ciertos políticos la mayoría del pueblo cubano era nacionalista, convicción que se acentuó durante el segundo gobierno de Gerardo Machado, particularmente en el sector estudiantil, protagonista clave en el fin del mandato del general de la independencia.

A principios de los años 30, se agudizó la espiral de violencia que vivía el país y el régimen de Machado, que había disfrutado del apoyo y simpatías de Washington, empezó a convertirse en un aliado no deseado para este.

En el mes de marzo de 1933  el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosvelt, designó  a Summer Welles, embajador en Cuba y enviado especial, iniciándose la conocida "Mediación", que fue respaldada por un amplio sector de la oposición, sin embargo la caída del General inició en el país un proceso nacionalista sin precedentes.

Es indiscutible que estas mediaciones e intervenciones de Estados Unidos  crearon  en ciertos sectores políticos una relativa dependencia.

Para estos sectores el apoyo externo posibilitaba, según el caso, evadir compromisos, catapultarse en la lucha por el poder o en la conservación del mismo. Aparentemente consideraban posible conjugar los intereses foráneos con los nacionales y personales.

Fulgencio Batista, después de concluido el gobierno de Grau San Martín, se convirtió en el verdadero poder en la isla y en 1940, por medio de unas elecciones, legitimó su poder en el marco de una nueva constitución.

Batista retornó al gobierno en 1952 por medio de un golpe militar. Las relaciones con Estados Unidos fueron excelentes, hasta que Washington decidió retirarle su confianza.

En 1959, Fidel Castro instaura en la isla la dictadura más cruenta que haya padecido el hemisferio, internacionalizándola al subvertir el orden político en el continente e iniciar una política hostil contra Estados Unidos.

El padrinazgo de la Unión Soviética a Castro fue un factor determinante para que sectores de la oposición procuraran la ayuda de Estados Unidos, que afectado en sus intereses económicos y políticos, no dudó en prestar su apoyo.

Cuba se transformó en satélite de la URSS y en su plataforma política y militar en el continente. Bases de submarinos y espionaje electrónico y de cohetes balísticos con capacidad nuclear. Más de cincuenta mil militares soviéticos estuvieron desplazados en suelo cubano.

No obstante la dependencia de La Habana de Moscú sirvió al castrismo para adquirir una clientela política propia, y desarrollar un proyecto hegemónico, que aunque dependiente del soviético, tuvo sus propios perfiles, factor que posibilitó entre otros componentes, la sobrevivencia del castrismo después de la caída del Kremlin, la creación del Foro de Sao Paulo y el apoyo logístico para el surgimiento y desarrollo de las dictaduras institucionales del inexplicable socialismo del Siglo XXI.

Pero si el castrismo continúa atentando contra las democracias del hemisferio, quienes se le oponen no han cesado en su compromiso de combatirlo más allá de los resultados.

En la isla, a pesar de más de cinco décadas,  la confrontación de los hombres libres contra la voluntad esclavista de régimen persiste y en el exterior, los exiliados continúan dando muestras de su compromiso con la democracia, y como si fuera poco, en numerosas ocasiones han logrado vincular  la causa que les inspira con los intereses nacionales e internacionales del país que les acoge.

--

Pedro Corzo

Periodista

Última actualización el Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:31
 
“Mister presidente, my name is Raúl Castro…” PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 20 de Diciembre de 2013 09:59

Por: Karel Becerra.-

El encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama no fue casual. Obama sabía quiénes estaban presentes y por ello su discurso fue claro: “muchos lideres hablan de la solidaridad de Madiba y su lucha por la libertad, pero no toleran lo mismo para su propio pueblo”. Esas palabras estaba dirigidas al puñado de dictadores que se sabía estarían presentes. De seguro que las negociaciones previas, principalmente de parte del equipo de ceremonias de Obama fueron rigurosas pues todos saben que un encuentro, una foto, significa mucho. No contaban con que Raúl Castro quería esa foto, estaba desesperado por esa foto, pues sería su única oportunidad y quizá la última.

El lugar por donde subiría el presidente de los Estados Unidos era un detalle conocido de antemano por los anfitriones, a quien quizá, haciendo uso de su prolongada amistad, acudió Castro a fin de situarse en medio del camino. Con el lugar elegido, necesitaba “algo” o alguien para llamar la atención. A fin de cuenta Raúl siempre necesito de su hermano Fidel para llamar la atención sobre él.

La elección fue tener a su izquierda a Dilma Rousseff como parte de esa estrategia. Es claro que Obama estaría atraído por acercarse a Dilma debido a los roces que han tenido por las actividades de espionaje de público conocimiento. Se accionaron entonces los intereses económicos que mantiene el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) en Cuba y la estrecha amistad de Lula con los hermanos Castro. A fin de cuenta, mil millones de dólares invertidos en el Puerto del Mariel, valen la pena. Por ello no podemos dudar en absoluto que Raúl pidió a Lula que le tirara un cabo y lo dejara ponerse al lado de la elegida por Lula a sucederlo en la presidencia. Quizá Dilma cedió de mala gana y por ello esos labios apretados, mirada perdida, como resignada a perder el protagonismo.

Puesto todo en contexto, Raúl preparó su presentación, como la famosa fábula de quien vende su plan de negocios en el ascensor, luego de encontrar al CEO de la compañía. Claro, esta fábula urbana está planteada en 30 segundos, y Castro tuvo unos miserables 6 segundos, a lo sumo 7. Esto lo obligó a, como me dijo un cubano, “oye, lo atrabancó y no lo soltaba”. Pues así es, como el insoportable que te saluda tomando la mano, y no la suelta.

Así estaba Raúl, atrabancando al presidente de los Estados Unidos, y en su apuro por llamar la atención alcanzó a decir “Mister president, my name is Raúl Castro…”. Intentó continuar con su frase, pero ante la evidente sorpresa de Obama tuvo que señalarse el pecho como diciendo “¿Yo, yo, soy yo, no me reconoce?”.

No voy a defender a Obama o a quien en su equipo de ceremonias permitió el encuentro entre el dictador y un presidente democráticamente elegido. Pero es muy claro que Obama, apurando el paso dos segundos después, estaba mirando a la siguiente en la fila, en este caso, a una resignada Dilma.

Pero existe un detalle adicional que aporta en este sentido. La presencia de una traductora cubana en la escena. Raúl era el único que estaba para “la foto con traductor mediante”. Estaba ahí, listo, pero sólo alcanzó a balbucear un “mister president…”. Pero ¿qué tenía pensado? ¿Cuál era el resto de su discurso?

Lo respondió indirectamente hace unas semanas Alexis Moreno, humilde cubano de a pie, quien luego de sobrevivir a un naufragio y ser liberado por la policía política cubana dijo: “nosotros en el momento aquel de desespero, luchando por nuestras vidas, nos colgábamos de cualquier cosa… así están ellos desesperados, porque a esto no le queda nada”.

Raúl Castro sabe que no le queda mucho tiempo, que la población está cada día más crispada y él, junto a militares a quienes ha llenado de promesas, desesperados. Por eso no alcanzo a decir la ultima parte de la frase “mister president… please, help me!”

Cuba: Lo que piensa Alexis (audio).

Última actualización el Viernes, 20 de Diciembre de 2013 10:04
 
Cuba: Algunos Apuntes sobre Marxismo, Castrismo y Gramscismo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 13 de Noviembre de 2013 08:32

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Sí bien la Cuba de los hermanos Castro de hoy ratifica --con su paso hacia el capitalismo en el Mariel ‘brasileño’-- el fracaso de las ideas económicas y sociales de Marx, eso no significa que el marxismo como filosofía de procedimientos --y en el ideario de nuestros políticos en Latinoamérica, en las normas de la ‘mala’ educación, en la óptica política y en el proceder social general de una izquierda revanchista-- esté igualmente acabado. Todo lo contrario, ¿por qué?

 

Cuba: Algunos Apuntes sobre Marxismo, Castrismo y Gramscismo

Jorge Hernández Fonseca

2 de Noviembre de 2013

Ahora que el socialismo castro-marxista cubano se declara derrotado --al inaugurar en el Puerto de Mariel un enclave capitalista para intentar sobrevivir al desastre económico, social y moral de la sociedad castrista cubana de 2013-- vienen a mi mente ideas necesarias de compartir.

Nicolás Maquiavelo, un asesor de las altas esferas de gobiernos feudales de algunas de las ciudades-estados italianas de inicios del Renacimiento, fue probablemente el primer escritor que dejó para la posteridad algunos principios de lo que hoy se conoce como las “ciencias políticas”. Su obra principal, “El Príncipe”, es una recopilación de recomendaciones efectivas (poco éticas) ante situaciones complejas que enfrenta todo gobernante, válidas hasta hoy.

Carlos Marx, que pasó a la posteridad con su obra cumbre “El Capital”, --de corte económica-- creó también --asociado a sus estudios económicos-- métodos y procedimientos sociales y políticos como forma de aplicar supuestas soluciones a los problemas que sus estudios económicos arrojaron, según su óptica. Para tales propuestas, Marx incursionó en la filosofía y la historia, de las cuales extrajo las bases para los métodos y procedimientos citados. Nacían así principios marxistas consagrados --como “el fin justifica los medios” muy usado hoy día-- asociados a la utilización de la violencia como método adecuado para alcanzar fines políticos.

El trabajo de Marx en el campo social y político puede resumirse como una sistematización, un método y un direccionamiento político-económico-histórico de las viejas ideas contenidas en “El Príncipe” citado antes, del cual probablemente extrajo sus principios básicos, concatenándolos.

Sí bien la Cuba de los hermanos Castro de hoy ratifica --con su paso hacia el capitalismo en el Mariel ‘brasileño’-- el fracaso de las ideas económicas y sociales de Marx, eso no significa que el marxismo como filosofía de procedimientos --y en el ideario de nuestros políticos en Latinoamérica, en las normas de la ‘mala’ educación, en la óptica política y en el proceder social general de una izquierda revanchista-- esté igualmente acabado. Todo lo contrario, ¿por qué?

Una pregunta difícil de responder, asociada a un modelo de pensamiento, cuyo núcleo central fracasó estrepitosamente --no sólo en Cuba, como también en las decenas de países que lo experimentaron y fracasaron antes-- resultando por eso en una respuesta compleja y múltiple.

Por un lado, el marxismo es un cuerpo de doctrinas muy bien concatenadas, que encuentra su principal --e insoluble-- problema cuando es aplicado en el mundo real. De manera que para aquellos de pensamiento netamente teórico --la mayoría de la intelectualidad se engloba en esta categoría-- a los que les resulta ajena esa realidad social fuera del “librito”, estos fracasos suelen ser atribuidos a ‘gestores inexpertos’, ‘conspiraciones de la derecha’, o a ‘incidentes fortuitos’ y no al desapego del conocimiento marxista sobre la naturaleza humana, razón principal de su fracaso en la realidad económica, política y en el funcionamiento de la sociedad.

Por otro lado, el marxismo establece una especie de catecismo de dogmas que funcionan como en una religión, de manera que obliga a atar aspectos tan disímiles como la “justicia social” y la ‘dictadura de un partido único’ (que reprima a ‘los capitalistas’ de manera ejemplar) siendo que en la realidad social no hay relación efectiva de una cosa con la otra. El marxismo distorsiona además los principios morales, para lo cual ataca las bases de la sociedad occidental, el cristianismo, a cuya doctrina es diametralmente opuesto, con vistas a destruir el cimiento de nuestra civilización, pensando que --sobre las ruinas de la misma (ruinas como las de la sociedad cubana actual)-- puede establecer su doctrina atea, relativista, oportunista y utilitaria.

El marxismo en Cuba fracasó en la economía y en la sociedad, que ya no cree más en la “revolución”. Además, el marxismo no es sólo aplicar sus postulados directos, también carga con sus consecuencias. Así, vive en la esencia de una dictadura de partido único, en el odio de las turbas que golpean mujeres indefensas, que arbitrariamente encarcelan y condenan sin pruebas personas inocentes, en el terrorismo de estado que aplican contra su propio pueblo y en la violencia social que se vive dentro de la isla, sin presente y sin futuro. Eso también es marxismo, como lo es la doble moral, la prostitución generalizada, los miles de fusilados, los cientos de miles de presos políticos, la desesperanza de la juventud, la división de la familia…

Adicionalmente, el marxismo es una doctrina de derramamiento de sangre, que se justifica en la muerte del “enemigo de clase”, que promueve la descomposición social, la falta de educación, el hablar chabacano, el desprecio a las buenas costumbres. Siembra el odio y la destrucción de la familia como principal célula social, incentiva la envidia y las bajas pasiones con fines utilitarios, pero después no tiene como suprimirlas, porque las usa precisamente como factores de triunfo de su ideología divisionista, que controla con técnicas de terror social y represión.

El marxismo es robarse las elecciones presidenciales en Venezuela, al tiempo que ‘adelanta las Navidades’ para ganar las elecciones municipales; es modificar --con los peores métodos de corrupción y terror-- la Constitución en Nicaragua para establecer un “dictadura constitucional”; es hacer aprobar leyes contra la prensa en el parlamento ecuatoriano; es doblegar voluntades pro socialistas usando la coerción en Bolivia; es depredar el patrimonio público y privado en Brasil escudándose en manifestaciones pacíficas, y un largo etcétera que incluye penetrar los medios masivos de comunicación para establecer un estado de opinión que justifique el caos.

Por efecto de la debacle generalizada en Cuba --y con miedo a la estampida que se espera a la muerte de los hermanos Castro-- muchos marxistas cubanos han abrazado la oposición política al castrismo ahora, pero –vaya pretensión-- quieren imponernos a los opositores demócratas sus ideas sin ninguna vergüenza. Usando sus condiciones de “intelectuales” marxistas llegan incluso a mirar por encima del hombro a los opositores demócratas, siendo que un puñado de los pocos representantes del ex castrismo marxista dentro de la oposición política cubana, escriben con excelente acceso a los medios de prensa opositores, creando un estado de opinión con el que pretenden coartar a la mayoría opositora demócrata dentro y fuera de la isla.

Es la práctica asociada a los métodos propuestos por Antonio Gramsci, un comunista italiano que propuso la penetración del marxismo en los medios culturales de occidente defendiendo sus métodos, materializado ahora no sólo en una buena parte de la sociedad occidental, sino --pretendidamente-- dentro de la oposición política al castrismo. Este procedimiento se ejecuta --no para defender una doctrina económica fracasada en la isla-- sino para introducir el germen de la autodestrucción marxista entre los opositores cubanos, con vistas a prevalecer dentro de la isla en una transición asociada a la familia Castro, tal y como Raúl y sus generales planean.

El marxismo político, económico y social, ha fracasado, pero todavía hay que dar la batalla de la eliminación de los métodos marxistas al interior de la cultura de la sociedad civil cubana, como la única forma de evitar que los teóricos del odio y la sangre derramada vuelvan por sus fueros a imponer en la isla lo peor de una filosofía discriminatoria, la envidia y las bajas pasiones, que si bien ha demostrado eficacia para atacar y destruir personas de éxito e Instituciones democráticas, también ha demostrado su total incompetencia para generar bienes y servicios (riquezas) en una sociedad pacífica, apegada a los preceptos cristianos de la exitosa sociedad occidental.

El marxismo --derrotado en la política y la economía-- actúa ahora en occidente como un cáncer en el seno del tejido socialmente sano, contra el cual se rebela con métodos inmorales y poco éticos, basado precisamente en la libertad y la tolerancia propia de las sociedades democráticas, que aprovecha para penetrar con falacias y métodos divisionistas --usando lo peor de la condición humana-- que promueve con vistas a prevalecer (divide y vencerás) para implantar su esquema de terror, matonismo y desprecio por los valores éticos y morales.

La derrota del castrismo en la sociedad cubana es un hecho innegable. El peligro ahora es su continuación mediante un gobierno “capitalista de estado” promovido por los peores métodos marxistas de engaño, soborno y penetración garmscista en la oposición política cubana. En virtud de lo anterior, es necesario saltar con fuerzas al plano intelectual de la lucha de ideas, para desmontar esta nueva pretensión castrista-gramscista-marxista dentro de la oposición.

No dejemos que el marxismo derrotado capitalice la transición hacia un capitalismo de estado castrista, ¡luchar por una Cuba libre y democrática resulta ahora más que necesario!

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

 
Hipocresía festiva PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 19 de Diciembre de 2013 13:55

Por Zoé Valdés.-

Tras haber pasado semanas, qué digo, meses, aunque pareciera que transcurrieron siglos, despidiendo, enterrando, o sea, incinerando el cadáver de Mandela, pues ahora toca el turno de las fiestas, ya saben, la Navidad, la San Silvestre, todo lo que yo adoro porque no lo tuve nunca. Claro, comprendo a los que nacieron con la dicha de tener Navidades, y todas las fiestas habidas y por haber, sin que una tiranía se las prohibiera, y que hoy sienten verdadera repugnancia por tanto consumismo e insensatez. Es natural. Nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde.

Lo peor de las fiestas, desde luego, es la inmensa hipocresía que destilan. En épocas de fiestas hay que ser perdonavidas, fingir que la paz hace milagros y que se puede hacer las paces con los enemigos más acérrimos. Ahí es donde a mí las festividades no me van. Porque no soporto la hipocresía, y mucho menos el sentimiento catolicón de la cosa, del perdón y del blablablá…

De modo que después de haber tenido que meternos a Nelson Mandela hasta en la sopa, sabiendo que no fue de ninguna manera el mejor hombre del mundo como nos lo han querido vender. Que además tampoco fue –como se ha repetido hasta la tontería– el preso que más años estuvo en una cárcel. Porque el preso que más años vivió recluso en una cárcel castrista (que comparada con la casa donde tenían encerrado a Mandela hay una gran diferencia) fue Mario Chanes de Armas, 30 años y meses en la cárcel, y plantado, es decir, negado a vestir las ropas del presidio, y renuente a la reeducación castrista. Su hijo nació estando él en la cárcel, y murió estando él en la cárcel, Castro I jamás le dejó salir a conocer a su hijo. Y eso que fue un luchador antibatistiano. Y como Mario Chanes de Armas los hay a puñados en Cuba, sin ir más lejos: Eusebio Peñalver, negro, 28 años de cárcel. Ah, y ninguno de los dos fue terrorista, ni abrazaron la idea del terrorismo como solución en un momento de fragilidad, como sí hizo lo Mandela en su juventud. Recuerden que a su primera esposa Winnie Mandela, sí, la misma que vimos muy compungida en los disímiles velorios y ceremonias, le fascinaba ahorcar blancos, y demás. Pero ya ven ustedes, el mundo ha celebrado la "heroicidad" de personajes como estos, como si malanga.

Aunque, bueno, menos mal, ya pasó el funeral del siglo, que sólo podrá ser superado por el de Castro I. Sin embargo, ya habrán visto que este último se encuentra mejor que nunca, con la salud de un roble, y retratándose con el marroquí profesor de español devenido periodista de Le Monde Diplomatique: Ignacio Ramonet, quien al parecer intenta redactar el segundo volumen de su libro Cien horas con Castro I, con lo que sumarán cien horas más, y vayan ustedes a saber, igual recopila doscientos años de memorias de la vida de este tirano que no se atreve a morirse porque, como él mismo afirma –chistosamente– le daría mucha tristeza dejar sola a su animal de compañía: un galápago que vivirá 200 años, y todavía es un párvulo.

Les prevengo entonces, que el funeral de Mandela, con su folklorismo horroroso y banal, donde se cuela cualquier lunático, asesino, violador o ladrón, y se sitúa junto a Barack Obama a hacer murumacas que nadie entiende, ni los sordomudos, o sea, menos los sordomudos, sólo será superado por el de Castro I; donde seguramente irá Obama a darle un beso en la boca a Castro II, claro, pues ya le estrechó la mano sangrienta a quien predijo en el año 1960 que "su sueño era soltar tres bombas atómicas sobre la ciudad de Nueva York", sueño que le cumplió Osama ben Laden. Por cierto, Obama con esa tontería de los selfies, se ha convertido en el presidente más sanaco de los Estados Unidos, le ganó a Clinton, que ya es mucho decir. Si Bush se hubiera hecho un selfie de esos con la esposa al lado, tal como vimos de emperrá a Michelle, ya me contarán la que se habría armado mundialmente.

Cuánto gasto, cuánta parafernalia ridícula, cuánta guerra entre familias para cogerse la fortuna de una de las marcas que más registros y ganancias da en el mundo: Mandela. Cuánta fiesta y bailoteo tribal hipócritas para hacer ver lo contrario de lo que se odian entre ellos; total, para nada. El mundo sigue igual en la miseria, en las guerras, en la tristeza más profunda, y la mentira impera. Así somos. Que continúe la rigolade, el relajo, ya veremos a dónde iremos a parar, o no...

Tomado de LIBERTAD DIGITAL

 
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