La primera semana de las audiencias públicas en el proceso de destitución contra el presidente Donald Trump que adelanta la Cámara de Representantes dejó claras un par de cosas. La primera es que los republicanos hace rato tomaron la decisión de que defenderán a Trump hasta las últimas consecuencias. La segunda es que, pese a ello, con cada día que pasa sigue apareciendo nueva evidencia –y más testigos– que comprometen al mandatario estadounidense.

Este miércoles, el país y el mundo pudieron finalmente presenciar en primera fila el drama que vive Washington desde que un informante de la CIA, hace poco más de dos meses, advirtió sobre la supuesta presión que Trump y su administración ejercieron contra el nuevo presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky, para que abriera investigaciones contra el exvicepresidente Joe Biden y su hijo Hunter, al igual que contra los demócratas por su supuesta interferencia en las elecciones del 2016.

A lo largo de dos días, diplomáticos de carrera del Departamento de Estado fueron interrogados durante largas horas sobre su rol en una saga que tiene al país divido por la médula y que sin duda tendrá gran influencia en la carrera electoral del 2020.

William Taylor, embajador encargado en Ucrania, narró con lujo de detalles cómo personas cercanas a Trump le dejaron claro que una supuesta cita entre Zelensky y el presidente, al igual que el desembolso de casi 400 millones de dólares dependían de que su gobierno anunciara en público las investigaciones contra sus rivales.

Algo que caracterizó como una “locura”, totalmente en contra de los intereses nacionales, y por lo que estuvo a punto de renunciar a su cargo como signo de protesta.

Más delicado aún, testificó que un asesor suyo, David Holmes, escuchó una conversación entre Trump y el embajador de EE. UU. ante la Unión Europea, Gordon Sondland, en la que el presidente exigía la apertura de esas investigaciones.

Se trata de un detalle clave, pues hasta el momento los republicanos venían insistiendo en que Taylor y otros estaban basando sus conclusiones en cosas que escucharon de segunda mano y no de boca del mandatario (Holmes dio su versión de los hechos este viernes, pero durante una sesión a puerta cerrada de la Cámara).

Y añadió una nueva arista igualmente significativa que golpeó otra de las líneas de defensa empleada por los republicanos a lo largo de todo este embrollo. Según estos, los ucranianos ni siquiera eran conscientes de que la ayuda militar que el Congreso de EE. UU. había aprobado en el verano no les estaba llegando porque había sido bloqueada por Trump para presionarlos.

Y añadió una nueva arista igualmente significativa que golpeó otra de las líneas de defensa empleada por los republicanos a lo largo de todo este embrollo. Según estos, los ucranianos ni siquiera eran conscientes de que la ayuda militar que el Congreso de EE. UU. había aprobado en el verano no les estaba llegando porque había sido bloqueada por Trump para presionarlos.

Por lo tanto, el supuesto chantaje nunca existió. Pero según Taylor, en varias conversaciones que sostuvo con asesores de Zelensky estos le dejaron claro que sabían lo que pasaba y le expresaron su deseo de no volverse peones en la guerra política de Trump contra sus rivales.

Por su parte George Kent, encargado del tema de Ucrania en el Departamento de Estado, se extendió en la diplomacia paralela que ejercía el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, y que iba, a su juicio, en contra de los intereses nacionales que, en este caso, eran ayudar a Ucrania a defenderse de las agresiones de Rusia.

Y Marie Yovanovitch, la anterior embajadora en Ucrania, habló largo sobre su abrupta destitución luego de que Giuliani al parecer convenciera al presidente de que ella estaba bloqueando su agenda con los ucranianos.

Sus testimonios, pese a lo fuertes, fueron totalmente ignorados por los republicanos. De hecho David Nunes, uno de los más férreos defensores de Trump en la Comisión de Inteligencia, los acusó de estar encamados con los demócratas en su campaña de desprestigio contra Trump.

Estos le contestaron con sus hojas de vida. Kent, por ejemplo, dijo que hacia parte de una familia que lleva tres generaciones trabajando en el servicio exterior y que había trabajado, a lo largo de casi 30 años de carrera, para tres presidentes republicanos y dos demócratas.

Taylor, que tiene una carrera aún más extensa que Kent en el departamento de Estado y es veterano de la guerra de Vietnam, les recordó que fue el propio Trump el que lo nombró como embajador en Ucrania.

La semana que viene ‘subirán al estrado’ otros ocho testigos. Y hay mucha expectativa por la comparecencia de Alexander Vindman, el funcionario del Consejo Nacional de Seguridad que estuvo presente durante la conversación telefónica entre Zelensky y Trump cuando este le pidió ayuda para las investigaciones.

Pero poco o nada cambiará en las percepciones. Al menos no entre los republicanos o demócratas en el Congreso. Para los primeros, como lo resumió en una de las audiencias la congresista Elise Stefanik, Ucrania terminó recibiendo la ayuda y Zelensky nunca anunció las investigaciones contra Biden y los demócratas. Por lo tanto, el supuesto crimen nunca se materializó.

Para los segundos, que ya comenzaron a indicar que piensan elevar artículos de destitución contra Trump probablemente antes de Navidad, Trump ejecutó un soborno y abusó de su poder, dos delitos que, según la Constitución, dan para remover a un presidente en ejercicio.

Si sucede, el Senado tendrá que realizarle un juicio de destitución al presidente del cual saldrá exonerado, pues los demócratas no están ni cerca de los 67 votos que se requieren para condenarlo. Y, por lo tanto, serán los electores en noviembre del año entrante quienes con su voto en las elecciones emitirán el veredicto final.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68
Washington