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Un nuevo Maleconazo se avecina PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 06 de Agosto de 2016 12:40

Policía arresta a uno de los participantes en la protesta del 5 de agosto de 1994 (cubademocraciayvida.org)

Por  Alberto Roteta Dorado.- 

La intervención de la joven periodista cubana Karina Marrón, subdirectora del diario Granma, durante un evento de la Unión de Periodistas de Cuba celebrado recientemente, suscitó múltiples comentarios no sólo por lo polémico del tema, sino por su valentía al expresar libremente ―algo que no es común entre los periodistas oficialistas y mucho menos en aquellos que tienen cargos directivos y administrativos― su idea respecto a la posibilidad de un próximo maleconazo.

La joven periodista, al afirmar que “se está armando una tormenta tan perfecta”, evocaba aquella protesta popular contra el régimen comunista, considerada una de las más significativas durante el mandato de Fidel Castro; acción que ha quedado para la historia de la reprimida Cuba, no solo por su sentido como acción de protesta sino por el hecho de que se llevó a cabo en unas circunstancias en las que el pueblo cubano permanecía entre la sumisión y la pasividad ante las arbitrariedades de la dictadura comunista.

Han transcurrido veintidós años de aquel suceso, que pudiera ser visto como elemento referencial al considerar la lucha pacífica como método para el alcance de la libertad; sin embargo, una aparente quietud se mantuvo durante algunos años hasta que aparecieron ―con nuevos bríos y un sentido de organización y mejor conocimiento de causa― las primeras marchas pacíficas de protesta, las que se han mantenido hasta el presente.

No pretendo hacer un resumen de los sucesos de aquel 5 de agosto de 1994, ya otros lo hicieron muy bien en su momento. Solo quiero referirme a lo que considero fuera el elemento desencadenante del acontecimiento, más allá de detenciones o de la espera de ciertas embarcaciones que llegarían al malecón habanero.

Las expresiones de “libertad, libertad” y “abajo Fidel”, así como los asaltos a establecimientos y tiendas para tomar sus productos, además de la destrucción de la cristalería de un hotel y golpes a carros patrulleros, demuestran el verdadero matiz del Maleconazo: el de un suceso de carácter político, una verdadera protesta popular y, por qué no, el comienzo de la resistencia pacífica.

Recordemos que en aquellos años Cuba quedó totalmente aislada. La desaparición del campo socialista a partir de las transformaciones radicales de la antigua URSS y el alcance de la libertad de los países comunistas de Europa oriental, hasta entonces el soporte económico de la isla caribeña, fue el detonante para que la economía cubana colapsara por completo.

La ausencia de productos vitales como la leche y las carnes, las frutas y hortalizas y hasta el pan, a partir de la escasez del trigo que se importaba, llevaron al pueblo a una hambruna que dejaría secuelas permanentes en muchos. La polineuropatía periférica y la neuritis óptica, enfermedades poco comunes en Cuba, aparecieron como pandemias originadas por falta de nutrientes esenciales, además de ciertos estados carenciales a expensas de vitaminas y proteínas, lo que llegó a afectar la talla final de muchos de los niños y adolescentes en aquellos años.

Este fenómeno que en el orden económico golpeó a la mayoría de los cubanos ―exceptuando a sus gobernantes y altos mandatarios de sus Fuerzas Armadas, Ministerio del Interior, entre otras entidades que siguieron disfrutando de sus habituales semanas en las playas y hoteles y de los beneficios inigualables que todos conocen―, desencadenó aquella protesta que hoy recordamos.

El contexto de la Cuba actual es diferente, si bien las limitaciones de todo tipo han continuado durante todos estos años que nos separan del Maleconazo, y la gente de pueblo está en el límite de lo que se puede soportar, hay otras circunstancias políticas que garantizarían un éxito total al Maleconazo próximo a producirse, según la profética visión de la subdirectora de Granma.

La madurez en el orden político que ha adquirido el pueblo cubano será determinante. Un movimiento de oposición ―que si bien se dispersa entre la diversidad de organizaciones y movimientos políticos― es realmente fuerte y consciente del papel que le corresponde en una lucha que ya ha comenzado, y que no podrá ser detenida, ni por el gobierno y sus fuerzas represivas oficiales, ni por el supuesto pueblo que otrora enfrentó a los manifestantes, por lo que “esta situación va a ser muy difícil de enfrentar”, acudiendo al mensaje de la citada Karina Marrón.

Pero lo más significativo de sus palabras no es precisamente su agudeza para apreciar lo que sin duda ocurrirá, sino haber llegado al punto esencial que constituye la causa de la debilidad de un gobierno dictatorial. Me refiero a la ausencia de un verdadero líder, lo que resumió la periodista en esta frase: “por lo menos hasta ahora no ha habido una figura en este país que le dé la cara a este pueblo para explicarle las cosas como están sucediendo hoy”, y esto será otra fortaleza para la oposición y para la forma de lucha que ha asumido a través de la no violencia, por cuanto para lograr el éxito en esta modalidad de lucha pacifista, resulta necesario la desconfianza en el líder, lo que conduce inevitablemente a la desobediencia una vez que las masas dejan de actuar mecánicamente y comienzan a pensar en el sentido de su obediencia ―es decir, en el por qué lo hacen―.

Y si el líder solo existe en la apariencia ―como ocurre en Cuba―, la obediencia dejará de existir. Esto decidirá el triunfo del Maleconazo que se nos avecina como algo inevitable en el devenir histórico de un país que ya llegó a su límite.

CUBANET

Última actualización el Viernes, 12 de Agosto de 2016 11:55
 

Comments  

 
0 #1 Brettfaw 2017-06-21 11:37
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