Comandantes militares afganos plantaron el miércoles la bandera nacional en el acribillado mercado principal de Marjah, un bastión del Talibán en el sur del país, mientras los combates seguían en otras partes de la ciudad entre insurgentes atrincherados y soldados de Estados Unidos y Afganistán.

By Servicios de El Nuevo Herald

MARJAH, Afganistán

Pero la mayoría de las bombas de fabricación casera (IED) que han colocado los talibanes en su retirada del pueblo de Marjah, centro de la ofensiva liderada por Estados Unidos en el sur de Afganistán, constituyen una amenaza para los soldados y los civiles, manifestaron el miércoles oficiales militares y funcionarios afganos.

``Preocupa mucho que se haya encontrado sólo un pequeño porcentaje de las IED [...] . Este es un periodo muy peligroso'', declaró un alto oficial de la Fuerza Internacional de Asistencia en Seguridad en Afganistán, quien pidió anonimato. ``Este es un riesgo para los soldados, por supuesto, y también un riesgo para los civiles''.

Oficiales de inteligencia occidentales dijeron que piensan que el Talibán colocó miles de bombas caseras dentro y fuera de Marjah, en la sureña provincia de Helmand, antes de la operación que EEUU y sus aliados divulgaron con varias semanas de anticipación.

La resistencia talibana en torno a Marjah ha sido feroz a veces, pero esporádica, con combates prolongados. El centro del pueblo está ahora en manos de EEUU y Afganistán, pero sus afueras y poblados aledaños están cubiertos de bombas, lo que hace lento el progreso de las tropas.

Al entrar la ofensiva en su quinto día, un soldado afgano trepó al techo de una tienda abandonada y levantó un largo mástil de bambú con la bandera negra, roja y verde de Afganistán.

Una multitud, en la que estaban el gobernador provincial, cientos de infantes de Marina estadounidenses y soldados afganos y algunos grupos de civiles, observó desde abajo.

Aproximadamente 15,000 soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y del ejército afgano participan en la ofensiva alrededor de Marjah, cuya población se acerca a 80,000 residentes y era el mayor poblado de Helmand bajo control del Talibán.

La OTAN espera poder apresurar la llegada de ayuda y la activación de los servicios públicos tan pronto la ciudad sea controlada, para obtener así la lealtad de la población.